En observancia del aniversario del nacimiento del Último Profeta, Mahoma (que la paz y las oraciones lo acompañen), el Hermano Líder guía a presidentes y musulmanes de distintas partes del mundo en la oración en la ciudad de Kampala
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En observancia del aniversario del nacimiento del Último Profeta, Mahoma (que la paz y las oraciones lo acompañen), el Hermano Líder guía a presidentes y musulmanes de distintas partes del mundo en la oración en la ciudad de Kampala
19.03.2008
En nombre de Dios. Hermanos, Presidentes presentes en este gran día, hermanos musulmanes de todos los continentes del mundo.
Hoy nos
reunimos aquí, en Kampala, para celebrar el aniversario del
nacimiento del Profeta Mahoma (que la paz sea con Él). La humanidad
toda tiene el derecho de celebrar este día, porque Mahoma es un
profeta para toda la humanidad. Es el Último de los profetas de
Dios. El Islam es la
fe
ante los
ojos de Dios. Todos los profetas que precedieron a Mahoma eran
musulmanes. Todos los que creen en Dios y en Sus mensajeros son
musulmanes. Mahoma fue el último en traer el mensaje del
Islam.
Dios deseaba
que la humanidad profesara una única fe, a saber, el Islam. A
diferencia de todos los profetas que lo precedieron, Mahoma fue
enviado a toda la humanidad. Sus predecesores fueron enviados
solamente a sus propias tribus o a sus propios pueblos. Dios dice:
“Ciertamente para Alá la religión es el Islam.” (3-19), y también
dice: “Quien siga una religión diferente al Islam no se le
aceptará, y en la otra vida se contará entre los perdedores.”
(3-85).
El Corán que
hoy está en nuestras manos es el único Libro revelado por Dios.
Creemos en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, pero la
Biblia que conocemos no es la que Dios les reveló a Moisés y a
Jesús. Prueba de ello es que Mahoma, el Último y el Sello de los
Profetas, es mencionado en la Biblia original. En la Biblia de que
se dispone hoy no figura ninguna mención de Mahoma. Esto significa
que se la ha alterado. Moisés (que la paz sea con Él) dijo que lo
seguiría un profeta llamado Mahoma. Jesús les dijo a los Hijos de
Israel que era el nuncio de un profeta llamado Ahmed. Un Testamento
que no contiene ninguna mención de Mahoma es una
falsificación.
Jesús aparece
mencionado en el Corán 25 veces. No podemos suprimir ni una sola de
esas menciones. Moisés aparece mencionado en el Corán 138 veces. No
podemos suprimir ni una sola de esas menciones. María aparece
mencionada 39 veces en el Corán. Se los menciona con profunda
reverencia y respeto. No podemos ser verdaderos musulmanes si no
creemos en Jesús y en Moisés, que son mencionados en el Corán.
Evidentemente, el Corán es el único Libro del que no se suprimió
ninguna palabra. Debemos buscar la verdadera Torá que Dios le
reveló a Moisés y el verdadero Evangelio que Dios le reveló a
Jesús. ¿Dónde están ahora?
Lamentablemente, pareciera que la Biblia original ha sido
destruida. Lo que tenemos ahora ha sido elaborado por el hombre.
Algunas partes de ella han sido deliberadamente
suprimidas.
Según el
calendario solar (gregoriano), Mahoma nació el 13 de abril de 571
AD. Vivió alrededor de 63 años, es decir que murió en 634 AD. En la
actualidad, nuestro calendario comienza con el nacimiento de
Cristo. ¿Por qué? Porque el nacimiento de Jesús (que la paz sea con
Él) fue un milagro divino. El Corán relata ese milagro en detalle.
Jesús fue la palabra de Dios. Nació sin padre. Eso fue un milagro
divino. Le habló a la gente cuando aún era un bebé que estaba en la
cuna. Resucitó a los muertos, curó a los inválidos, e hizo un
pájaro de arcilla y le insufló vida con su aliento por la gracia de
Dios. Cuando le pidió a Dios que les diera a él y a sus discípulos
alimento desde el cielo, así ocurrió. Tenemos derecho a iniciar
nuestro calendario con ese milagro que ocurrió hace 2.007
años.
Sin embargo,
hay otro acontecimiento que el mundo tiene derecho a utilizar como
inicio de su calendario. Ese acontecimiento es la muerte de Mahoma
(que la paz sea con Él), porque Mahoma es el Último de los
Profetas. La muerte del Profeta fue un acontecimiento trascendente.
Con la muerte de Mahoma, se detuvo el contacto entre el Cielo y la
tierra. La Revelación se interrumpió por completo después de
Mahoma. Después de Él no habrá otro profeta hasta el Día del
Juicio. El Cielo quedó en silencio después de su muerte, y no hubo
más revelaciones. Mahoma es el Último Profeta y el Corán es el
último Libro celestialmente revelado. Por lo tanto, es evidente que
el mundo tiene derecho a considerar que ese día es un hito en su
calendario.
Según el
calendario lunar, Mahoma nació el 12 de Rabie Al Awwal, y murió en
la misma fecha, 63 años después. Es una fecha extraordinaria en la
historia de la humanidad. Como ya he dicho, nació en 570 o 571 AD.
Con un simple cálculo, sabemos que murió en 634 AD.
Los que no
utilizan el nacimiento de Jesús y la muerte de Mahoma, el Último de
los Profetas, como hito en su calendario son fanáticos y enemigos
de los profetas de Dios. ¿Por qué el mundo no utiliza la muerte del
Último Profeta como inicio de su calendario? En nuestra opinión,
eso significa que el mundo está fanatizado. Se rige por el odio. Es
racista.
¿Por qué
utilizamos el nacimiento de Jesús como inicio de nuestro
calendario? El motivo es que se trata de una fecha extraordinaria.
Es el día en que nació sin padre uno de los profetas de Dios.
Moisés también hizo milagros. Tenía un cayado milagroso. Cuando
colocó la mano dentro de su capa, al sacarla salió blanca, sin
ninguna mácula. En este sentido, hay una importante cuestión que
deseo plantear. Hay libros cuyos autores le atribuyen supuestos
milagros a Mahoma (que la paz sea con Él). El motivo es que ven que
Jesús obró milagros y que también lo hizo Moisés, y entonces se
preguntan cómo es posible que Mahoma no haya obrado
ninguno.
Esa es la
voluntad de Dios. Nosotros creemos en Mahoma sin milagros. Los que
inventan milagros y se los atribuyen a Mahoma no creen en Él.
Tienen una fe débil. Todos los jeques e imanes que aducen que
Mahoma obró milagros son infieles. A Mahoma le resulta suficiente
que el Corán le haya sido revelado. No necesita
ningún otro
milagro.
Los que necesitan más milagros para creer en el Corán no tienen fe
en el Libro Sagrado. Es suficiente que Mahoma sea el Último
Profeta, una distinción que no posee ningún otro profeta. En el
Corán, Mahoma es el único profeta al que bendicen y saludan Dios y
sus ángeles. “Ciertamente Alá y Sus Ángeles bendicen al Profeta.
¡Oh, creyentes!
Pedid bendiciones y paz por él.” (33-56). Ustedes dicen: “Dios,
bendice a Mahoma tal como bendijiste a Abraham”. Es un
error. Dios no bendijo
a Abraham. Sólo pueden decir: “Abraham, que la paz sea con Él”.
Mahoma es el único profeta al que Dios y sus ángeles enviaron sus
bendiciones y sus oraciones.
Abrigo la
esperanza de que se ponga fin a esos hechos que se le atribuyen
falsamente a Mahoma (que la paz sea con Él), tales como que una
gacela le habló, que las piedras le hablaban, que de su mano fluía
agua, que alimentó a mil personas con un solo plato o que la luna
se partió en dos para él. ¿En qué parte de la historia registrada
del siglo VI y del siglo VII se dice que Dios partió la luna por la
mitad? Los que dicen esas cosas no son seguidores de Mahoma. Esas
mentiras son obra de personas cuya fe es débil. Los milagros falsos
demuestran la falta de fe de esa gente. Atribuírselos a Mahoma sólo
sirve para socavar la fe de otros creyentes.
Aducen
falsamente que de las manos de Mahoma fluía agua simplemente porque
Moisés golpeó una roca con su cayado y de la roca fluyó agua. El
propio Profeta Mahoma fue quien nos dijo que Moisés y Jesús obraban
milagros. ¿Por qué no estaba celoso ni se preguntó por qué Él no
tenía el mismo privilegio? El motivo es que como profeta sabía que
los milagros dependen de Dios y de Su voluntad. Mahoma no ocultó
que Moisés tenía un cayado milagroso que se transformó en una
serpiente que devoró a todas las serpientes del desierto. No ocultó
que Moisés partió las aguas del mar ni que hizo fluir agua de una
roca. ¿Por qué no ocultó esos
milagros?
Sencillamente porque Gabriel se lo dijo en la revelación y porque
estaba escrito en el Corán.
En el Corán se
menciona a Jesús 25 veces. Mahoma fue quien nos dijo que Jesús
había resucitado a los muertos y había curado a los inválidos por
la gracia de Dios. Dios se lo dijo, y Mahoma no puede alterarlo.
¿Por qué Mahoma no se sintió celoso? ¿Por qué no se preguntó por
qué a Jesús se le habían concedido esos milagros y a él no? Porque
sabía que los milagros eran una decisión de Dios. Mahoma creía
completamente en los milagros de Moisés y de Jesús. Nos los
transmitió tal como le fueron revelados por Gabriel. Los incorporó
en el Corán. Abrigo la esperanza de que se ponga coto a esas
mentiras. Mahoma es el Último Profeta. Esa es una distinción que
supera a todas las distinciones.
Mahoma es el
único profeta a quien Dios y sus ángeles confirieron la paz y sus
bendiciones. Dios llevó a Mahoma en un viaje nocturno desde la
Mezquita Sagrada de la Meca hasta la Mezquita de Al-Aqsa. Eso fue
un verdadero milagro. “Y por cierto que contempló algunos de los
más grandes signos de su Señor.” (53-18). Esos son los milagros y
los hechos maravillosos que se mencionan en el Corán y que fueron
confirmados por Mahoma. Son más que suficientes. Atribuirle a
Mahoma cosas que no hizo es un acto de falta de fe. Los charlatanes
atiborran Internet con esas mentiras que no hacen más que confundir
a la gente.
Mahoma, cuyo
cumpleaños celebramos hoy, es el Último de los Profetas. Es el
profeta que fue enviado a toda la humanidad. Los que en
Escandinavia atacan a Mahoma están atacando a un profeta que les
fue enviado. Los que difaman a Mahoma son enfermos e ignorantes.
Son racistas y fanáticos. Son enemigos de la humanidad, de Dios, de
Jesús y de Moisés. Moisés y Jesús creen en Mahoma. Mahoma cree en
ellos. ¿Acaso Escandinavia cree en Jesús? Evidentemente,
no. Si atacan a Mahoma, son infieles que no respetan a uno de los
profetas de Dios. Dios les hará pagar esa actitud. ¡Creen que
Mahoma es el profeta de los árabes! Mahoma es un profeta para toda
la humanidad, tanto para árabes como para no árabes. Es el profeta
que fue enviado a Escandinavia también, les guste o no. Dios ha
señalado claramente que la fe de Mahoma prevalecerá a pesar de que
los mushrikun (los politeístas, los paganos, los idólatras, los
asociadores) la odian (9-33).
Dios se refiere
a un profeta para toda la humanidad cuyo nombre se menciona en el
Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento. Sin embargo, no hay
ninguna mención de él en la Biblia de la que se dispone actualmente
Entonces, esa Biblia es una falsificación. No es la
auténtica. “Y (recuerden) cuando ‘Iesa (Jesús), hijo de Maryam
(María), dijo: ‘¡Oh, Hijos de Israel! Yo soy el Mensajero de Alá,
enviado a vosotros para corroborar la Torá y anunciar a un
Mensajero que vendrá después de mí llamado Ahmed.’”
(61-6).
En la reunión
anterior que efectuamos en Timbuktu para celebrar el cumpleaños del
Profeta, abordamos la cuestión de la peregrinación. La
peregrinación existía antes de Mahoma. Existe desde los tiempos de
Abraham e Ismael. La Kaa’ba es
anterior a Abraham e Ismael. Existe para que la gente pueda hacer
su peregrinación. No sólo las personas que creen en Mahoma deben ir
allí; todos deberían ir. La peregrinación es un deber de todos
desde antes de Mahoma. En el Corán, Dios dice: “Es una obligación
[prescrita por Alá] para los hombres peregrinar a esta Casa si se
encuentran en condiciones de hacerlo.” (3-97). Dice “hombres”, no
dice “árabes” o “musulmanes”.
La peregrinación es un deber de todos, ya sea que provengan de
América, Europa, Asia o África, porque la Kaa’ba es la primera Casa
de culto que Dios creó sobre la Tierra. “Ciertamente la primera
Casa [de culto] erigida para los hombres es la de Bakkah” (3-96).
Dios dice “para los
hombres”, no dice “para los
árabes” o “para los
musulmanes”.
Es la Casa
de
Dios sobre la Tierra. Les pertenece
a todos.
Todos tienen el deber de visitar la Kaa’ba, de caminar entre las
colinas de Safa y Marwa, y de orar en el Monte Arafat. ¿Quién
decretó que esos ritos son exclusivos de un cierto grupo de
personas?
¿Quién ha dicho
que la peregrinación les corresponde solamente a los seguidores de
Mahoma? La Casa
es
para todos
los
hombres. Es la Casa
de
Dios. No le
pertenece a nadie en particular. ¿Quién tiene el derecho de impedir
que la gente circunvale el Lugar Sagrado? Dios dice: “Ciertamente a
los incrédulos que se apartaren del sendero de Alá e impidan acudir
a la Mezquita Sagrada [de La Meca] que establecimos para todos los
hombres…” (22-25). En sus propias palabras, Dios dice que la Casa
es para todos los hombres, y todos los hombres tienen el mismo
derecho de ir a ella en peregrinación. Dios dice que son los
infieles los que impiden que otros visiten la mezquita que Él ha
establecido para todos los hombres. ¿Qué les da a los árabes el
derecho de monopolizar la Casa de Dios? Todos tienen el derecho de
circunvalar el Lugar Sagrado. ¿Cuál es el origen de la prohibición
que impide que los que no son seguidores de Mahoma puedan
circunvalar el Lugar Sagrado? Hay un solo verso del Corán que se
ocupa de esta cuestión. Es un
verso inequívoco: “¡Oh, creyentes!
Por cierto que los idólatras son impuros [de corazón], que no se
acerquen pues a la Mezquita Sagrada después de este año.”
(9-28).
Sólo los
idólatras impuros tienen prohibido venir a la mezquita. ¿Quiénes
son? ¿Qué ocurriría si el Papa expresara el deseo de circunvalar la
Kaa’ba? Si nos regimos por las normas actuales, se le diría que no
le está permitido. Él preguntaría por qué, preguntaría cuál es el
motivo convincente de esa prohibición. Si examinamos todo el Corán,
lo único que encontraremos es el versículo que dice “Los idólatras
son impuros”. El Papa sencillamente respondería que él no es ni
idólatra ni impuro, y que por lo tanto tiene derecho a visitar la
Kaa’ba. Diría: “Esta es la Casa de Dios que fue establecida para
toda la humanidad, y no solamente para los árabes. Yo creo en Dios.
No soy ni
idólatra ni
impuro”.
¿Podrían ustedes decirle al Papa que es impuro? De modo similar, si
el Presidente de los Estados Unidos quisiera circunvalar la Kaa’ba,
¿qué se le diría? Bajo las normas actuales, le está prohibido
hacerlo. Una vez más, si preguntara cuál es el motivo de la
prohibición, ¿qué le diríamos? ¿Quién podría decirle al Presidente
de los Estados Unidos que es un idólatra impuro? Que quien aduzca
que tiene la valentía de hacerlo vaya a decirle al Presidente de
los Estados Unidos que es un idólatra impuro que no tiene el
derecho de visitar la mezquita. Les aseguro que nadie sería capaz
de hacerlo. Por lo tanto, el Presidente de los Estados Unidos
podría ir a la Kaa’ba y circunvalarla, les guste o no. ¿Puede acaso
la persona que está a cargo de los asuntos relativos a la
peregrinación decirle al Presidente de los Estados Unidos que es
impuro? Naturalmente
que
no. Si él dice que cree en Dios, ¿quién puede decirle que es un
idólatra?
Las normas
vigentes son problemáticas y contravienen el Corán. Sólo a los
idólatras impuros les está prohibido acercarse a la Mezquita
Sagrada. Todos
los
demás tienen derecho a hacerlo. En las claras palabras del Corán,
quien trate de impedírselos es un incrédulo. “Ciertamente a los
incrédulos que se apartaren del sendero de Alá e impidan acudir a
la Mezquita Sagrada [de La Meca] que establecimos para todos los
hombres…” (22-25). Quienes impiden que la gente tenga acceso a la
Mezquita Sagrada son infieles. Dios dice: “Es una obligación
[prescrita por Alá] para los hombres peregrinar a esta Casa si se
encuentran en condiciones de hacerlo.” (3-97). No dice que es una
obligación que los árabes tienen con Alá. Dice que
todos
tienen
esa
obligación. Todos los que pueden hacerlo tienen derecho a ir a la
Mezquita Sagrada. En las palabras de Dios: “Recordad cuando hicimos
de La Casa un lugar de reunión y seguridad para los hombres.”
(2-125). Dice también: “Tomad el Maqam [sitial] de Ibrahim
[Abraham] como oratorio” (2-125). Dios habla constantemente acerca
de la gente; de toda la gente, y no de un grupo específico de
personas. Dice también: “Y le inspiramos a Ibrahim [Abraham] e
Isma’il [Ismael] que purifiquen Mi Casa para quienes la
circunvalen, hagan retiro y oren en ella.” (2-125). Las palabras
son muy claras. Dios les ordenó a Abraham y a Ismael que
construyeran y purificaran la Casa para que la gente pudiese ir a
ella en peregrinación. Esto
ocurrió mucho
antes de Mahoma. Dios le dijo a Abraham: “Y convoca a los hombres a
realizar la peregrinación; vendrán a ti a pie, o sobre camellos
exhaustos de todo lugar apartado.” (22-27). Le dijo también:
“Ciertamente la primera Casa [de culto] erigida para los hombres es
la de Bakkah [la Meca], en ella hay bendición y guía para la
humanidad.” (3-96). Una vez más, las palabras son muy claras. Dios
se refiere a todas las personas y a todos los seres.
En este gran
día, permítaseme pasar a otro tema de gran importancia. Entre
nosotros hay aquí musulmanes de todas partes del mundo. Sé que
muchos de ellos son perseguidos y son objeto de discriminación.
Algunos llegan al extremo de considerarlos apóstatas. Tenemos
diferentes sectas y sub-sectas; suníes y shiíes. ¿Quién puede negar
que los shiíes son perseguidos? Muchas sub-sectas de los shiíes son
objeto de una injusta discriminación, y a sus integrantes se los
considera infieles. Lo mismo ocurre con muchas otras sectas
islámicas. Las explicaciones
teológicas no me interesan. Lo que me interesa es la situación
política de esas sectas.
Los shiíes son
ciudadanos de segunda y de tercera clases en los países árabes. La
falta de derechos políticos es consecuencia de su culto religioso.
Perdieron su derecho de ser ciudadanos de primera clase. ¿Cuál es
su delito, excepto que profesan la perspectiva shií de venerar a
los miembros de la familia del Profeta y de considerar que Alí es
el que más derecho tenía a sucederlo?
Muchas
sub-sectas shiíes diseminadas por distintas partes del mundo son
perseguidas y acusadas de herejía. Es lo que sucede con los
baharíes, los baha’íes, los nizaríes, los drusos, los nuseiríes,
los zeidíes, los qadyaníes y muchas otras sectas shiíes. Las
diferencias
religiosas y teológicas no me interesan. Lo que me interesa es la
persecución política y la discriminación que esas diferencias
religiosas han generado.
Debido a su
culto o a su secta, un shií, un baha’í, un druso, un zeidí o un
baharí no puede ser Jefe de Estado ni ejercer un cargo influyente
en su país. Lo mismo sucede con los sharifs, los descendientes de
la familia del Profeta, que son perseguidos a causa de sus vínculos
con los shiíes.
No estamos
hablando aquí de una cuestión religiosa. Se trata de una cuestión
política. Es una violación de los derechos humanos. Todos somos
humanos antes de ser adherentes a un determinado culto o miembros
de una determinada secta. Somos ciudadanos de nuestros respectivos
países, cualquiera sea nuestra secta o nuestro credo. Por lo tanto,
todos debemos ser iguales desde el punto vista político. ¿Quién
tiene el derecho de excluir a uno, condenar a otro al ostracismo o
emitir un juicio acerca de cierto grupo? Un
país pertenece
a todos
sus
ciudadanos.
Este país,
Uganda, brinda refugio a una gran cantidad de baharíes e ismaelitas
perseguidos. ¿Por qué tuvieron que huir de la India y venir a
Uganda? Es una persecución política.
En última
instancia, la fe religiosa debería ser una cuestión entre una
persona y Dios. Políticamente, todos somos iguales.
Estoy junto a
los oprimidos y a los miembros perseguidos de esas sectas, que
están diseminados por el mundo entero. Viven con temor e inquietud
debido a sus creencias religiosas. Hay que dejarlos tranquilos. Sus
creencias religiosas son una cuestión entre ellos y Dios. Nadie
tiene derecho a negarles sus derechos políticos como ciudadanos por
motivos religiosos.
Como
consecuencia de la persecución que padecen esas comunidades
oprimidas, resultó necesario solicitar el restablecimiento del
Estado Fatimita. Ese Estado puede proteger a esos grupos oprimidos.
El Nuevo Estado Fatimita se podría establecer en el África
Septentrional y en el Oriente Medio. Podría llegar a ser un Estado
muy poderoso. Entonces, quienes persiguen a esas comunidades
lamentarán amargamente sus insensatas acciones. Todos esos grupos
dóciles y perseguidos – los baha’íes, los ismaelitas, los zeidíes,
los baharíes, los shiíes y los drusos – podrían contar algún día
con sus propios Estados. No es un tema que sea objeto de un antiguo
debate histórico o filosófico. Se trata de una situación política
real que influye en nuestra vida actual.
Ojalá que
podamos celebrar siempre este gran día hasta que prevalezca la
verdadera fe de Dios, hasta que todos cobren conciencia de que
Mahoma es un profeta para toda la humanidad y de que la religión
para Alá es el Islam (3-19). Que la paz y la clemencia de Dios y
sus bendiciones los acompañen. .