Reunión del Hermano Líder con miembros de la Duma rusa, pensadores, escritores y hombres de letras
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Reunión del Hermano Líder con miembros de la Duma rusa, pensadores, escritores y hombres de letras
23.07.2005
Hermano Líder: Ante todo quiero darles la bienvenida a Libia y darles las gracias por haber respondido a la invitación formulada por el Auditorio Verde. El mundo entero oyó el 2 de marzo de 2005 que yo había formulado una invitación a todos los activistas influyentes del mundo, incluidos profesores, pensadores, estudiantes, políticos y escritores, para que vinieran al Auditorio Verde, que les abriría sus puertas para que estudiaran el Libro Verde. Consideré que era sumamente necesario que el mundo lo estudiara, y les pedí a los congresos populares que asignaran un presupuesto adicional especial para atender a los visitantes, eruditos e investigadores que quisieran estudiar el Libro Verde, el sistema de la Jamahiriya y la democracia directa y popular. Hoy es un día histórico, porque esta es la primera reunión que se celebra como respuesta a ese llamamiento.
Es una reunión de nivel mundial con personas procedentes de la amiga Rusia, incluidos profesores, pensadores, escritores y miembros de la Duma. Es una reunión muy importante, porque se celebra con la primera vanguardia de la política y el pensamiento del mundo.
Abrigamos la esperanza de que esta vanguardia que ha venido desde Rusia sea seguida por otras vanguardias procedentes del Congreso de los Estados Unidos, de la Asamblea Popular de China, de la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes de Gran Bretaña, de la India y de Europa. También abrigamos la esperanza de que, además de los miembros de los parlamentos, vengan al Auditorio Verde escritores, pensadores, investigadores y estudiantes para estudiar el Libro Verde.
Creo que la solución radica en el Libro Verde, pero el mundo aún no lo ha entendido, porque el libro ha sido sometido a un bloqueo y ha sido prohibido en la mayoría de los países del mundo, porque se sabe que el Libro Verde quiere cambiar el mundo, para que de un mundo de injusticia y explotación pase a ser un mundo de democracia popular y directa y de socialismo popular. Los que tienen las riendas del poder no quieren compartir ese poder con nadie. Prohíben el Libro Verde porque el Libro instiga a los que jamás han tenido interés en el poder ni han participado en él.
El Libro Verde instiga a los ciudadanos corrientes, a la gente común, al hombre de la calle, a los pobres y a todas esas grandes masas que están marginadas del poder y de la riqueza y que son utilizadas como carne de cañón en sociedades opresivas y explotadoras, en las que se mantienen con las sobras que dejan los ricos y viven gracias a los servicios que les proporcionan a los que controlan el poder y la riqueza. Es una situación inicua, inaceptable, injusta, dictatorial e inhumana, en la que impera la explotación. Es intolerable e insoportable para nosotros, la gente sencilla, las masas, la gente pobre que tiene derecho a la tierra y derecho a la vida.
Nosotros, la abrumadora mayoría, no aceptamos esta marginación estratégica e histórica ni este abuso. No aceptamos estar al servicio de los ricos y de los explotadores ni proteger a la sociedad explotadora como soldados y policías que custodian las instituciones de los ricos y garantizan su bienestar. No aceptamos que la elite que se ha impuesto a través de la dictadura nos utilice como carne de cañón en guerras que responden a sus intereses capitalistas, económicos e imperialistas. El soldado humilde, pobre y sencillo no tiene ningún interés en librar una guerra fuera de su país.
Cuando regresa después del combate, en caso de que regrese, no ha ganado nada. Antes bien, si regresa, ha perdido un brazo, una pierna, la vista, el oído o incluso la cordura, y a veces pierde la vida misma. En el mundo actual impera la ideología de la opresión y de la explotación, según la cual las fuerzas opresivas, mediante el uso del dinero, ganan elecciones y asumen el poder, y unos pocos integrantes de la elite adinerada utilizan ese instrumento político para su beneficio y obligan a los humildes y a los necesitados – la abrumadora mayoría – a sufrir, a soportar penurias y a morir por ellos.
Ese puñado de políticos y de personas ricas logró esa posición a través de los medios antinaturales e ilegítimos de la explotación y el uso del dinero, dinero que fue adquirido chupando la sangre de los trabajadores. Un hombre rico sólo es rico porque hay personas pobres que lo sirven por necesidad; y entonces se hace rico, tras haberles chupado la sangre y haber explotado sus esfuerzos con el fin de hacerse rico.
En cualquier país del mundo es posible encontrar un puñado de personas adineradas, y esa es la causa de la tragedia que padece hoy la humanidad y de las guerras, el terrorismo, las acciones y las reacciones. Esas personas son la fuente del poder, porque un hombre pobre no puede llegar a ser presidente a menos que cuente con el respaldo de los ricos, de modo que el único poder es ahora el poder del dinero. En la actualidad no hay democracia; sólo existe el dinero, que es la fuente del poder. Es dinero ilícito, que no se acumuló en las manos de un puñado de personas adineradas porque les cayó del cielo, sino porque fue el resultado de la explotación. Este dúo de capitalistas y políticos opresores es la causa de los males y problemas que afectan al mundo.
En ningún momento de la historia y en ningún lugar del mundo los ciudadanos corrientes han tenido la voluntad, el deseo ni la necesidad de ir a lugares distantes para destruirlos y luego colonizarlos, pero los que tienen intereses financieros son los que quieren apoderarse de la riqueza de otros, y el poder, que es su especialidad, obliga a esas personas humildes a dejar sus hogares y a marchar a lugares distantes para entrar en otros hogares, con los que no tienen enemistad alguna, para saquearlos y destruirlos y para matar a sus habitantes, como ocurrió en todos los casos de colonialismo que ha vivido la humanidad. Pensábamos que el colonialismo había llegado a su fin, pero lamentablemente hemos comprobado que se estaba reactivando de una manera brutal.
Es a la vez positivo y trágico que ahora resulte verdaderamente difícil colonizar el territorio de otros, asentarse en él y apoderarse de sus recursos, porque evidentemente ahora los colonizados pueden resistirse y acceder a medios de resistencia muy eficaces. Un ciudadano corriente puede llenar su vehículo de explosivos y hacerlo estallar en un acto suicida. Ahora se dispone de muchas posibilidades gracias a la revolución de la información y a la difusión de la ciencia y del conocimiento, de modo que el contrabando de armas y el tráfico de armas ya no están bajo control. En el pasado el colonialismo tuvo éxito porque los pueblos no podían resistirse con ferocidad, como pueden hacerlo ahora. En esa época, las armas eran limitadas y las fábricas eran de propiedad del invasor o del colonizador, en tanto que los otros estaban inermes, lo que los tornaba vulnerables y exponía sus tierras a la invasión,
a la destrucción y al apoderamiento. Los pueblos no podían fabricar armas ni explosivos, porque desconocían esas cosas. Ahora, algunas Potencias arrogantes no tienen en cuenta esta transformación y consideran que el colonialismo se puede poner en práctica fácilmente, al igual que en el pasado; pero ahora, a diferencia del pasado, el colonialismo es una empresa difícil; es efímero y no puede arraigarse en tierra de otros porque esos otros ahora pueden fabricar armas y explosivos. La fabricación de armas y explosivos está ahora al alcance de todos gracias a Internet, que permite tener acceso a las ciencias más modernas. Aún existe el colonialismo, pero ahora afronta una resistencia feroz que no era posible en el pasado. Naturalmente, esta evolución es trágica, porque una persona puede cometer un ataque suicida y matar a la vez a muchísimas personas.
Desde un punto de vista humanitario decimos que esto es trágico, porque se mata a grandes cantidades de personas mediante la utilización de medios modernos, pero ese mismo colonialismo posee medios mortíferos, incluidas las bombas nucleares, y lamentablemente ambas partes cuentan ahora con medios de destrucción. Al mismo tiempo, el aspecto positivo radica en el hecho de que a los imperialistas y a los colonialistas se les hace difícil ocupar la tierra de otros y asentarse en ella, pero la consecución de ese objetivo conlleva grandes sacrificios y enormes pérdidas para ambas partes.
El mundo está ahora sumido en una crisis; hay manifestaciones, protestas, desempleo e inflación en todas partes, y también resentimiento, descontento, arrestos, rebeliones, revueltas y víctimas. Hay virtualmente una guerra mundial, y no hay paz, estabilidad, seguridad, tranquilidad ni esperanza en el entorno social, económico y político que impera hoy en el mundo.
El mundo se basa en la teoría del colonizador y el colonizado, el amo y el esclavo, y el rico y el pobre, y en la teoría del salario, la contratación, el tráfico, la representación, la marginación, la denegación y el cínico desprecio hacia las grandes masas. Así pues, centenares de millones de personas son representados por centenares de personas, lo que es lamentable, ridículo y fútil. Por ejemplo, un país de 300 millones de habitantes tiene un parlamento integrado por 300 miembros, lo que es ridículo, lamentable y problemático. Los 300 millones han cobrado conciencia de que los 300 representantes no expresan sus deseos, ni comparten sus sueños, ni los representan, por lo que han decidido hacer caso omiso de ellos y han declarado que la representación es un fraude. Es fraudulento reunir 300 personas y aducir que son los 300 millones; los 300 representantes sólo se representan a sí mismos, y no pueden soñar por los millones ni compartir sus deseos y sus sentimientos.
Por lo tanto, la representación ha fracasado y los pueblos la han dejado atrás, por lo que el pueblo y los representantes no están en sintonía. Es posible que exista un parlamento que aduce que fue elegido, y es posible que en algunos casos las elecciones no hayan sido fraudulentas, pero los pueblos ya no creen en los parlamentos ni en los representantes, y los hemos visto expresar sus reclamos en las calles en forma directa.
Eso demuestra que los representantes no han hablado en nombre de esos pueblos. Cuando algunos gobiernos decidieron ir a la guerra contra el Iraq, millones de personas participaron en manifestaciones contra la guerra. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que los representantes no expresaron los reclamos de los pueblos que los habían elegido, porque si hubiesen hablado en nombre de esos pueblos y hubiesen compartido sus deseos y sus sueños se habrían opuesto a la guerra. Por lo tanto, la representación es un fraude, lo que implica que muchísimos pueblos están gobernados por regímenes dictatoriales, y no están representados por parlamentos, porque esos parlamentos aprobaron el envío de fuerzas. ¿Cómo puede el Parlamento aprobar algo cuando el pueblo no lo aprueba? Por consiguiente, el Parlamento no representa al pueblo, la representación es un fraude, y es necesario abolir la mediación, la representación y los parlamentos. Esta farsa debe estar en un museo como una antigua reliquia, porque los pueblos se pueden gobernar a sí mismos. Pero,
¿cómo puede un pueblo de cien millones de personas gobernarse a sí mismo? Estamos acostumbrados a un gobierno integrado por veinte, quince o diez ministros que gobiernan, y por un parlamento integrado por muchas personas, o por centenares de personas, que se sientan en una sala en la que caben muchas personas, o centenares de personas, y deciden en nombre del pueblo. Pero, ¿cómo puede un pueblo gobernarse a sí mismo? ¿Cómo puede el pueblo, hombres y mujeres, sentarse en sesión y gobernarse a sí mismo?
Naturalmente, una opinión miope diría que eso es imposible y aceptaría la representación, en la que unas pocas personas representan a millones. Esta visión es errónea, ya que considera a la democracia una cuestión de distancia y de dimensiones de las salas, y esa no es la manera de considerarla. Dondequiera que esté, ya sea en el barrio o en la aldea, la gente se convoca en congresos populares en los que todos los adultos, hombres y mujeres, participan y deciden qué es lo que desean. Luego, si todo el pueblo decidiera declarar la guerra a un Estado, esa guerra sería legítima, porque el pueblo consideró que la guerra con ese Estado vecino o con un Estado del que está separado por océanos y continentes era algo inevitable, si bien esa situación sería muy poco probable.
Si se aprobara una ley, la aprobaría el pueblo, los hombres y mujeres adultos reunidos en sesión. Entonces, si usted fuese sentenciado a muerte en virtud de esa ley, la ley sería sagrada, porque fue aprobada por todo el pueblo, que consideró que un crimen de esa índole debe ser castigado con la muerte, y usted mismo sería uno de los que deliberaron y en última instancia decidieron que el perpetrador de un crimen de esa índole merece la pena de muerte. Así pues, usted se sometería voluntariamente al castigo, porque usted participó en la redacción de la ley y está convencido al respecto; porque no sería justo que usted se sometiera a un castigo de esa índole en virtud de una ley aprobada por otros
Esos otros se pueden llamar parlamento, gobierno, consejo revolucionario o lo que ustedes quieran. Usted no obedecería a una ley de esa índole en la que usted no participó, no sólo en lo que se refiere a la pena capital sino también incluso en lo que se refiere al pago de una multa, a un encarcelamiento o a un arresto. Este defecto de las estructuras sociales, económicas y políticas del mundo de hoy ha precipitado la crisis que afecta hoy al mundo y ha producido gobernantes que se jactan y falsifican y distorsionan la verdad para justificar sus regímenes y sus políticas injustas. Esta política no les sirve a los pueblos y al mundo, y no puede resolver problemas. Cuando se produzca una reacción, el pueblo dirá: “Esta reacción contra nosotros fue la reacción de una persona a la que le causamos un problema”. No obstante, el gobernante no sólo estaría cometiendo una transgresión contra otro, sino que además no admitiría su error. Ese fraude y ese engaño no son beneficiosos para el pueblo, para la paz ni para la humanidad, y ni siquiera para quienes esgrimen esa lógica. Dado que las estructuras sociales, económicas y políticas están basadas en el error, todas las medidas que se adoptan apuntan a justificar el error, lo que genera injusticia, explotación y dictadura. Los pueblos no se gobiernan a sí mismos y no hay Jamahiriya ni socialismo popular porque todas las relaciones sociales se basan en la injusticia y en la explotación. Los pueblos se gobiernan por poder, y las leyes no son aprobadas por el pueblo, sino que las aprueban otros en nombre del pueblo, lo que constituye una estafa. La riqueza de la Tierra pertenece a todos sus habitantes, y la riqueza de un país también pertenece a todo el pueblo de ese país. Pero eso no sucede en la realidad, porque el poder y la riqueza están controlados por un puñado de personas que logró esa posición sólo a través de medios deshonestos. Por lo tanto, toda política que se aplique tiene como único objetivo justificar esta falacia. Nosotros, los ciudadanos corrientes, oímos cosas asombrosas de boca de gobiernos y de políticos. Nos dicen que lo negro es blanco, y que lo blanco es negro. Lo que nosotros vemos negro, ellos dicen que es blanco, y se espera que nosotros aceptemos esa distorsión. ¡Es increíble! La verdad es que si uno dice: “Esto no es negro, es blanco”, uno pasa a ser un indeseable, una persona anómala y equivocada. Le dicen: “Nosotros dijimos que esto es negro, y usted dice que es blanco, lo que quiere decir que usted no está de acuerdo con nosotros; y quien no está de acuerdo con nosotros es un indeseable y un insano”. Esto es una falsedad y una falacia que impera en el mundo actual como consecuencia de que los pueblos han quedado marginados de la riqueza y del poder. Si los pueblos fueran los encargados de promulgar leyes, adoptar decisiones y elaborar políticas, el mundo sería un mundo de paz, ecuanimidad, estabilidad, amor y cooperación, porque los pueblos no se odian entre sí y anhelan la paz y la estabilidad. Ningún pueblo dejaría su tierra para ocupar la tierra de otro pueblo. Un ejército que deja su país para ocupar otros países está integrado por personas necesitadas que han sido reclutadas por una autoridad injusta que es producto de la riqueza que está en manos de un puñado de explotadores, que son los que designaron a los políticos que reclutaron a los necesitados para formar un ejército y los enviaron a morir fuera de su tierra. Y si regresan, les falta una pierna, o un brazo, o han perdido la vista o el oído. Esto está ocurriendo hoy en el mundo. Si esos soldados, que dejaron su tierra para ocupar y destruir otra tierra, se hubiesen quedado en su país como ciudadanos corrientes no habrían tenido el deseo de cruzar las fronteras y cometer actos aborrecibles, pero las órdenes y la necesidad los obligaron a ser soldados de los políticos y de los explotadores, y, como soldados, recibieron la orden de morir y de colonizar. Por consiguiente, en el mundo actual se ha impuesto un bloqueo contra el Libro Verde. Dicen: “El Libro Verde es un libro peligroso escrito por Gadafi”, cuando en realidad el Libro Verde no fue escrito por Gadafi, sino por la historia de la humanidad. El Libro Verde es la enseñanza que nos ha brindado nuestra historia como seres humanos; es un análisis de los hechos de nuestra vida pasada, tanto los dulces como los amargos. El Libro Verde señala: “Tal y cual problema se produjo porque las cosas no se hicieron de esta manera; si se las hace de esta manera, no habrá problemas”. ¿Por qué la gente estaba descontenta en el pasado? Hemos descubierto que quien no es libre no puede ser feliz.
Hemos descubierto que los que padecen necesidades no pueden ser libres. Por lo tanto, la libertad radica en la necesidad y la felicidad radica en la libertad. No se puede ser feliz a menos que se sea libre. Descubrimos que en el pasado la gente no era feliz porque no era libre, y no era libre porque padecía necesidades. Para que la gente sea feliz, tiene que ser libre, y para ser libre no debe padecer necesidades, según el Libro Verde. Es la historia de la humanidad la que lo dice, sobre la base de las enseñanzas adquiridas. La humanidad, que es quien dice esto, es la autora del Libro Verde. Ahora, gracias a Dios, es posible que el Libro Verde y las ideas del Libro Verde hayan puesto en marcha la Tercera Teoría Universal, de la que se está empezando a hablar y que se está comenzando a estudiar en la era de Internet, de los satélites y de la revolución de la información. Nadie, por muy hostil que sea a la humanidad y al Libro Verde, puede impedir que las ideas del Libro Verde se difundan, y se difundirán pese a aquellos que no quieren que eso ocurra. El Libro Verde y sus ideas se difundirán en el mundo entero a través de Internet y de todos los medios de difusión modernos. Ahora, en Rusia, en la Duma, hay profesores y escritores amigos que han organizado sociedades de amigos del Libro Verde, lo que demuestra que el Libro Verde está comenzando a llegar a los Estados Unidos. Algunos dicen que un país como Libia, por su bajo número de habitantes, se adapta al sistema de la Jamahiriya. Todo lo contrario: un Estado pequeño no necesita el Libro Verde, ni el sistema de la Jamahiriya, ni el poder popular tanto como lo necesita un Estado grande. Cuanto mayor es el número de habitantes de un Estado, más se necesita el sistema de la Jamahiriya. Si tomamos como ejemplo a China, es inconcebible que Beijing gobierne ese imperio. Además, es imposible que alguien que vive en Beijing conozca los problemas del pueblo de toda China, y ningún gobierno, por sincero e inteligente que sea y por mucho que tenga en cuenta los intereses del pueblo, puede hacerse cargo de gestionar los asuntos de la población de China. Esto no es posible, porque los representantes, que serán centenares, no pueden representar a miles de millones de personas. Estábamos tratando de responder a la pregunta relativa a la manera en que el pueblo puede gobernarse a sí mismo y por sí mismo. El gobierno gobierna y los representantes gobiernan, pero ¿cómo puede el pueblo gobernar? Hemos dicho que el pueblo no se gobierna a sí mismo reuniéndose en una misma sala; esa es una visión muy superficial. El pueblo permanece dondequiera que esté, y se convocan congresos populares, donde el pueblo decide lo que desea. Estos congresos, a diferencia de las asambleas, incluyen a toda la población, sin excepción. Hay una diferencia entre las asambleas y los congresos: las asambleas son elegidas por el pueblo, pero los congresos incluyen a todo el pueblo, sin que nadie quede afuera. Esos congresos forman comités populares, que ponen en práctica las decisiones de los congresos, lo que constituye un ejemplo de autogestión. Así pues, no se aprueba ninguna ley a menos que haya recibido el respaldo de todo el pueblo. Ni el gobierno ni el parlamento proponen las leyes. Si están presentes, tienen derecho a hacer propuestas, pero cualquier ciudadano corriente que tenga una idea respecto de una ley tiene derecho a proponérsela a todo el pueblo. Si el pueblo respalda la propuesta, la ley entra en vigor. No obstante, habida cuenta de la injusticia imperante, el ciudadano corriente se ve marginado, y no puede proponer ideas con respecto a una ley en su país. ¿Quién va a escuchar en la India a un ciudadano que dice: “Tengo una idea maravillosa para una ley”? Nadie, porque no se considera que ese sea un asunto de su competencia. ¿Por qué? Porque ese ciudadano ha sido despojado de su voluntad, e incluso de su dignidad, para bien de un representante. Dado que usted ha elegido a un representante, usted pasa a ser integrante del grupo al que él representa, y él es el que propone las leyes. Entonces, ¿puede usted, como ciudadano corriente, ponerse en contacto con ese representante? No, es imposible, porque la relación con él quedó totalmente cortada el día en que usted depositó su voto en una urna. Él pasó a ser un representante y usted pasó a ser un ciudadano corriente despojado de todo. Los representantes son los que tienen derecho a proponer o aprobar leyes. Así pues, los millones de personas que componen el pueblo, la nación entera, carecen de ese derecho y quedan marginados. Si la nación queda marginada y no tiene derechos, ¿para qué se necesita todo ese proceso, incluidos la representación, el gobierno y todos esos mecanismos? Esto demuestra la falta de validez de los mecanismos y estructuras de esta índole que existen en el mundo entero. Es imperioso dejar de lado a los representantes, los dirigentes, las clases y los partidos, y dejar que el pueblo se gobierne a sí mismo y por sí mismo. El partidismo es de por sí un instrumento obsoleto entre las estructuras clásicas que no resisten los retos y las necesidades de la era moderna. Todos los criterios y todas las estructuras que se utilizan actualmente son obsoletos: el movimiento, las exigencias, los reclamos y los problemas de las masas son demasiado grandes para las estructuras partidistas, que son piezas de museo. Si continuamos el diálogo con ustedes, amigos rusos, miembros de la Duma, profesores, escritores y periodistas, podremos comenzar a pensar en convencer al pueblo de Rusia, por ejemplo. En este sentido, quisiera responder a una pregunta que formuló un amigo, a saber, si sería posible establecer una Jamahiriya sin violencia. No necesitamos violencia en absoluto; sólo necesitamos persuasión. Si a través de los esfuerzos de ustedes, y de otros grupos, el pueblo ruso se convenciera de que el poder debe ser prerrogativa del pueblo a través de los congresos populares y de los comités populares, habría una transición directa de la república a la Jamahiriya, de la injusticia y la dictadura a la democracia popular directa, sin haber tenido que pasar por determinadas etapas. La teoría marxista-leninista, las ideas de Marx y de Engels, son ideas utópicas que, si se las hubiese aplicado, habrían creado un paraíso terrenal. Pero como son utópicas, no tuvieron éxito. Es un paraíso perdido al que nos habría gustado llegar, pero no logramos llegar al comunismo. Tenemos una imagen del comunismo, pero nunca lo vimos, porque es un proceso largo, y tenemos que pasar por la etapa nacional y luego por la etapa socialista bajo el lema “El que no trabaja no come”. Luego, después del socialismo, pasaríamos por distintas etapas hasta llegar al comunismo, en el que el lema pasa a ser “Para cada uno, lo que necesite, y de cada uno, lo que pueda”. ¿Cuándo se lograría eso? Cuando la producción se acumula, la propiedad se vuelve comunal, e incluso el proletariado desaparece, y el pueblo entero pasa a ser una clase única. Esto habría sido hermoso, si se hubiera logrado, pero no se logró, porque nos cansamos antes de llegar a esa etapa. El comunismo no se concretó porque la teoría tiene un defecto. ¿Qué hay que hacer? La experiencia nos enseñó que si existe la posibilidad de saltear etapas, hay que hacerlo. Por ejemplo, en Rusia, a través de los miembros activos de la Duma, los profesores, los estudiantes y los intelectuales, podemos calladamente enseñar y distribuir el Libro Verde. Cuando eso ocurra, habrá en Rusia una transición de la situación actual a la condición de una Jamahiriya democrática, popular y directa. No hay duda de que algún día el mundo entero va a adoptar el sistema de la Jamahiriya. Ahora estamos pasando por una etapa, pero en el mundo todo avanza, y, mientras así suceda, sin duda algún día el mundo llegará a la Jamahiriya sin violencia. No necesitamos la violencia. Algunos piensan que como el Libro Verde es obra de Gadafi, debe implicar violencia y uso de armas, lo cual refleja ignorancia respecto del Libro Verde. Esas personas deberían leer el Libro Verde. He oído que algunos atribuyen erróneamente ciertas afirmaciones al Libro Verde. Dicen que en el Libro Verde se afirma que el Corán debe ser la Sharía de la sociedad, pero esto no figura en modo alguno en el Libro Verde. Se habla de la ley sagrada de toda sociedad y se señala que abarca las costumbres y la religión, es decir, las costumbres y tradiciones que gozan de consenso y de respeto. Si una sociedad cree en una religión, sea la religión de Buda, de Mahoma o de Jesús, esa es una ley fija e inmodificable. Todos los pueblos tienen sus propias costumbres y tradiciones, que sólo pueden cambiar a través de la evolución social, y no por decreto. El pueblo siempre ha estado de acuerdo respecto de ciertas normas de conducta, que son la Sharía genuina e inalterable que no puede ser modificada por el parlamento ni por el gobierno. Esas normas representan la creencia en algo que no es necesariamente el Corán; sólo para los musulmanes es el Corán. Cuando hablamos de los musulmanes, decimos que el Corán es la Sharía porque es la Sharía para todos los que creen en el Islam, y quienes creen en la Biblia, la Torá, Buda, Zoroastro o Confucio consideran que esas creencias son sagradas e inmodificables, y eso es una Sharía. En cuanto a la constitución y otras cuestiones similares, eso se puede considerar una ley, porque el parlamento puede reunirse mañana y modificar la constitución, ya que la constitución se puede modificar en cualquier momento en cualquier país del mundo. No podemos confiar ni tener fe en algo que puede ser modificado por un puñado de personas que se reúnen en una sala como esta, pero sí confiamos y tenemos fe en algo que sólo se puede modificar a través de la evolución. En el Libro Verde se dice que la Sharía es el Corán para los musulmanes, pero la Sharía de una persona que no es musulmana es su libro sagrado. Cada nación tiene su propio Corán; algunos lo llaman la Biblia y otros la Torá; cada uno le da un nombre. Se han atribuido erróneamente al Libro Verde afirmaciones de esa índole. Hay que traducirlo de manera precisa, y he observado que en algunas partes de la traducción hay cierta confusión. Por ejemplo, he observado que en la versión en inglés aparece la palabra “participación”, que no es la palabra correcta, ya que no se trata de una cuestión de participación con el pueblo. El pueblo no tiene interlocutor. Cuando se traduce el Libro Verde de esta manera, el significado difiere del significado que tiene en árabe. He dicho que esta reunión, o este día, constituye una ocasión histórica, porque marca la primera respuesta al llamamiento mundial que formulé el 3 de febrero de este año, cuando invité a las naciones a acudir al Auditorio Verde para estudiar el Libro Verde. Nuestro objetivo no fue en absoluto favorecer los intereses de Libia, sino más bien resolver la crisis que afronta la humanidad. Fue eliminar de las sociedades la injusticia y la explotación, el colonialismo, el terrorismo, las armas, la dictadura, la pobreza y el capitalismo explotador. Queríamos curar el enfermo cuerpo de nuestro mundo, purgarlo de las enfermedades y recrearlo. Ese fue nuestro objetivo al invitar a todos los pueblos al Auditorio Verde; lo hicimos para bien de los pueblos y de la humanidad. Los que son hostiles hacia el Libro Verde o hacia el Auditorio Verde padecen la enfermedad del racismo, el chovinismo y el narcisismo. ¿Acaso no es esto pensamiento humano? Si lo examinan y les parece útil, ¿por qué no lo adoptan? Todo pensador, filósofo, analista o profeta del mundo nos pertenece a todos. Los estudiamos, los citamos y aprovechamos sus ideas, y, si los excluyéramos, seríamos mezquinos y racistas. Entonces, ¿por qué rechazar el Libro Verde? Léanlo, estúdienlo, y luego júzguenlo. Las ideas de Engels, Smith, Bakunin, Montesquieu, Rousseau y Tolstoi le pertenecen al mundo. Si rechazáramos las ideas de Ibn Hayyan, Aviceno y Al-Razi, estaríamos privando al mundo de la astronomía, la matemática, la ciencia marina y la medicina. Las ideas de Aviceno en medicina han beneficiado a la humanidad toda. Si se hubiesen rechazado las ideas de Aviceno porque era musulmán y oriental, el mundo se habría visto privado de estos grandes beneficios. Todos los medicamentos se llaman “medicina”. ¿Cómo se dice en ruso? ¿‘Ibn Cina’?
Un miembro de la audiencia: “Ibn Cina”.
El Hermano Líder: Vayan a cualquier parte del mundo y descubrirán que este ‘cina’ debe ser una referencia a Aviceno. Por lo tanto, la contribución de Aviceno a la medicina le pertenece al mundo entero. Si se lo hubiese rechazado por prejuicio, por ignorancia o por intolerancia, nos habríamos visto privados de la medicina, que aún estaría en sus primeras etapas. Si hubiésemos combatido las ideas de Jabber Ibn Hayyan, Al-Idrisi y Abu Bakr Al-Razi, nos habríamos visto privados de muchas ciencias de cuyos beneficios goza hoy el mundo. El álgebra fue desarrollada por Jabber Ibn Hayyan, la medicina fue desarrollada por Aviceno y la astronomía y las ciencias marinas fueron desarrolladas por científicos musulmanes orientales. Si hubiésemos actuado de manera prejuiciosa y hubiésemos dicho “este es musulmán y este otro es oriental”, ahora nos veríamos privados de la astronomía, de la medicina y de muchas de las ciencias de cuyos beneficios ahora gozamos. De la misma manera, si hubiésemos dicho que la electricidad y la telefonía fueron descubiertas por cristianos occidentales habríamos sido prejuiciosos y nos habríamos perjudicado. La persona que inventó la electricidad no era musulmana, pero nosotros, los musulmanes, gozamos de sus beneficios; y la persona que inventó la medicina no era cristiana, pero los cristianos gozan de sus beneficios. Lo mismo vale para el Libro Verde. Quien se opone al Libro Verde está enfermo, es mezquino y necesita psicoterapia. Se preguntan cómo es posible que esas ideas provengan de Libia. Semejante odio es patológico. Si alguien tiene una controversia política con Libia, eso es otra cosa, pero, como dijo el famoso historiador griego Herodoto, “desde Libia llega lo nuevo”. Entonces, hermanos, ¡presten atención! Quizás lo nuevo siga llegando desde Libia. Si tienen una controversia con Libia por un golfo, un mar, el petróleo o las fronteras, eso es otra cosa, pero no digan “si un libro proviene de Libia, no lo leo”. Ahora bien, si los gobernantes de los países occidentales vinieran al Auditorio Verde y estudiaran el Libro Verde, nos ayudarían a resolver la crisis mundial y a curar al mundo de su enfermedad. En verdad, renuncié a parte de mi siesta de esta tarde para esta reunión, habida cuenta de la importancia de esta delegación, y porque esta es la primera delegación que respondió al llamamiento mundial que formulé el 3 de febrero de este año. Quería que esto sirviese como estímulo y modelo para que otras naciones vengan, como lo hizo esta vanguardia que vino de Rusia. Muchas gracias, y espero volver a verlos.
Dr. Rajab Abou Dabbous: Ante todo, quiero darle las gracias por haber hablado ante nosotros. Como comentario adicional, quiero referirme a uno de los que han señalado que el Libro Verde posee un poder destructivo. Un profesor de la Sorbona, Edmond Joffi, en su libro titulado “Al Gadafi: mi visión”, dijo “Gadafi renunció a la bomba atómica y a las armas nucleares porque no son viables, pero tiene un arma mucho más poderosa que no destruye edificios, sino que destruye el antiguo orden. Por consiguiente, el antiguo orden le será hostil”.
El Hermano Líder: Al escuchar a Haikal, oí que se refirió a la fuerza sutil y a la fuerza bruta, y dijo que la fuerza sutil, la cultura y el pensamiento van a triunfar. Las bombas y el acero serán derrotados. El Libro Verde es en verdad la fuerza sutil que va a triunfar.
Dr. Rajab Abou Dabbous: Hermano Líder, algunos camaradas tienen algunos regalos que desean entregarle.
El Hermano Líder: Adelante.
Intervención: Este es el emblema de la Federación de Rusia: un águila de dos cabezas y el caballero victorioso.
Intervención: Soy de la República de Azerbaiyán. El líder de Azerbaiyán ya lo visitó hace siete años. Se han producido algunos cambios en la República. Quiero entregarle este libro para que vea esos cambios. Quiero decirle que la tarea del líder siempre es ingente y difícil, porque es sumamente difícil ocuparse de las relaciones sociales y políticas. Pero los pueblos se entienden entre sí mucho más rápidamente a través de la cultura. Quiero entregarle también música de los pueblos del Cáucaso. Como no puede haber música sin danza, permítame entregarle también estas imágenes de este grupo de danza nacional (varias fotografías).
El Hermano Líder: Cuando la delegación me visitó, visitó la casa que los Estados Unidos destruyeron, así que me regalaron una casa en la República de Azerbaiyán.
Intervención: Muammar, Líder de la Revolución, hablo en nombre de un grupo de trabajo del Parlamento ruso. El grupo está examinando el problema de la democracia en el mundo moderno. Conocemos muy bien su libro, y respetamos las ideas que figuran en él, así como sus ideas y sus logros en este sentido. Queremos expresar nuestra profunda gratitud y entregarle los símbolos de nuestra cultura nacional. Este es un símbolo de nuestra cultura; es una expresión de la fertilidad rusa y de la procreación y la suficiencia en la vida. Le deseamos valentía, firmeza y victorias constantes, y le deseamos prosperidad a su querido pueblo.
Intervención: Honorable Líder: Hoy usted ha hablado mucho acerca de las víctimas de la guerra y de los sufrimientos que padecen los pueblos y los soldados en esas guerras. Sucede que durante los últimos doce años he trabajado en las zonas más candentes del mundo. Después de eso publiqué un libro acerca de la gente que combate en esas guerras y acerca de su vida. Ese libro puede ayudarnos a conocer y a comprender lo que está ocurriendo en el mundo.
Intervención: Honorable Líder: Hace 22 años, un amigo me hizo conocer el Libro Verde. Desde entonces, soñé con esta reunión. En nombre de los movimientos revolucionarios de Rusia y de Moscú, quiero entregarle este libro acerca del Parlamento ruso y los medios de difusión. Quisiera que me firme una copia de este libro, y aguardamos con impaciencia la publicación del libro en ruso.
Nombres de los hermanos asistentes:
1. Dr. Rajab Abou Dabbous: Presidente de la Junta y Director General de la Academia de Pensamiento Jamahiriy, y Director General del Auditorio Verde.
2. Dr. Oleg Schmolin: Vicepresidente Primero del Comité de Educación y Ciencias de la Duma, y Presidente del Consejo del Bloque del Partido Laborista y el Partido Comunista.
3. Sergey Babof: Miembro del Grupo de los Cinco, Miembro del Comité de Redacción de la Constitución y Miembro del Comité de Consolidación del Estado – Independiente.
4. Alexander Krevobokov: Director Editorial del periódico “Sun”, Moscú.
5. David Kartiban: Asistente de un representante de la Duma.
6. Vadim Kozmin: Legislador de la región de Leningrado, historiador y periodista. Doctor en Historia.
7. Michael Pachinko: Maestro en Historia. Universidad Pushkin, Leningrado.
8. Dimity Gantev: Profesor de Estudios Africanos; Profesor del Instituto Asiático-Africano de la Universidad Estatal de Moscú y del Instituto de Orientalismo de la Academia Rusa de Ciencias.
9. Faseeh Badrkhan: Doctor en Historia, Miembro del Club Político (Escuela de Análisis Integrado para Expertos Políticos Rusos). Trabaja en el Instituto de la Academia Rusa de Ciencias.
10. Natalia Romanov: Profesora de Historia del Instituto de Orientalismo de la Academia Rusa de Ciencias y del Instituto Asiático-Africano de la Universidad Estatal de Moscú.
11. Askar Bey Edgovrev: Profesor de Filosofía de la Universidad Técnica Maicob.
12. Loop Brickbat: Profesor de Filosofía de la Escuela de Educación y Docencia de Siberia. Escribe en el periódico “Sun”.
13. Ajor Churchenko: Miembro del Bloque Rusia Unida; Miembro del grupo de la Duma sobre cuestiones del Norte y el Lejano Oriente de Rusia; Miembro del Consejo Central del Partido Rusia Unida.
14. Valentina Sanoa Setyanova: Bloque de la Patria; Miembro del Comité de Trabajo y Relaciones Sociales de la Duma; Miembro del Partido Vida de Rusia.
15. Kim Ahmad Koshev: Vicepresidente de la Sociedad para la Solidaridad y la Cooperación con los Pueblos de África y de Asia; Asistente en el Comité de Relaciones Exteriores del Consejo de la Federación.
16. Gregory Plachkin: Maestro en Ciencias Políticas. Se especializa en el seguimiento del Panorama de la Duma.
17. Vladislav Shborkin: Subjefe de Redacción del periódico “Zavetra”; Miembro del Sindicato de Escritores Rusos.
18. Victor Alexisnis: Bloque de la Patria; Miembro del Comité de Recursos Naturales de la Duma; Vicepresidente del Partido de la Patria.
19. Valerie Kovalenko: Profesor de Filosofía; Presidente del Departamento de Políticas Rusas y Mundiales de la Universidad Estatal de Moscú.