Reunión del Hermano Líder con escritores, hombres de letras y parlamentarios europeos y estadounidenses afiliados con el Auditorio Verde Mundial
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Reunión del Hermano Líder con escritores, hombres de letras y parlamentarios europeos y estadounidenses afiliados con el Auditorio Verde Mundial
19.09.2005
El Líder: Bienvenidos a Libia, y gracias por haber venido. Formulé un llamamiento a profesores, pensadores, políticos, parlamentarios y miembros de centros de investigación social, política y económica del mundo y les pedí que vinieran a la Jamahiriya, ingresaran al Auditorio Verde, aprendieran y vieran con sus propios ojos las aplicaciones de la democracia popular directa. De hecho, miembros de la Duma de Rusia, profesores de universidades rusas y pensadores respondieron a la invitación.
Vinieron al Auditorio Verde, donde celebramos una reunión similar a esta. Ahora ustedes nos honran con su presencia, al haber respondido a nuestra invitación. Se los agradezco. El hecho de que hayan venido desde regiones tan remotas demuestra que les interesa la búsqueda del conocimiento y de la verdad. Eso es lo que se necesita. Debemos buscar la verdad sin nociones preconcebidas de orden racial, religioso o de otra índole. Creo que el Libro Verde, que constituye una guía para la lucha de los pueblos por lograr la democracia popular directa y el socialismo popular, es objeto de una actitud racista e irracional preconcebida de parte de numerosas sociedades regidas por gobiernos dictatoriales y arbitrarios. Naturalmente, esa actitud carece de fundamento científico y es irracional. Responde a motivos políticos o a controversias entre Estados, como por ejemplo el antagonismo hacia Al Gadafi con respecto a la causa de la liberación y a otras causas semejantes. La actitud hostil hacia la Tercera Teoría Universal es la política que han asumido dirigentes y gobiernos, pero ustedes han roto ese embargo.
Están aquí, en Libia y en el Auditorio Verde. Esa es la diferencia entre los eruditos e intelectuales libres de complejos racistas, que vienen a buscar la verdad y luego emiten su juicio, tras haber visto con sus propios ojos, y los dirigentes que asumen posiciones hostiles, colonialistas y racistas que contravienen totalmente la lógica, la ciencia y la imparcialidad.
Lamentablemente, los gobiernos arbitrarios impiden que la gente lea el Libro Verde. Estamos convencidos de que el contenido del Libro Verde trazará el camino definitivo que el mundo ha de recorrer hacia la democracia y en pro de la solución del problema socioeconómico a través del establecimiento de la democracia popular directa de las masas –es decir, el sistema de masas- y del socialismo popular. Por el contrario, si no se estudia el Libro Verde los pueblos fracasarán, recorrerán un largo camino y perderán mucho tiempo hasta poder llegar a esta solución. Van a lograr la solución con el Libro Verde o sin él, porque es inevitable.
La oposición de las masas está adquiriendo una base más amplia, y su magnitud está aumentando. Supo ser individual y natural, pero ahora se ha convertido en una oposición amplia y masiva. Es como una pirámide cuya base se torna cada vez más grande, hasta que se convierte en una línea horizontal. La marcha de las masas hacia el poder y hacia la eliminación de la opresión y de la explotación no se detendrá a mitad de camino, sino que indudablemente llegará a destino.
No puede ser estática; es decir, es un movimiento constante e incesante. Esto es inevitable. El panorama que tenemos ante nosotros nos muestra que la base de la pirámide continuará ensanchándose hasta que la pirámide se convierta en una línea horizontal, y entonces las masas asumirán el poder y adquirirán su parte de la riqueza. La cuestión del poder y de la riqueza se manifiesta muy claramente ante nosotros en el mundo actual.
El poder está en manos de los gobiernos, y no de los pueblos, y en todas partes los pueblos son regidos por gobiernos. Palabras tan aborrecibles como “el gobierno” y “el pueblo” y “el gobernante” y “el gobernado” están ocupando su lugar sin escrúpulo alguno; ya no hay más vergüenza en el mundo. Ahora se habla del “gobernante” y del “gobernado”, y del que es responsable. En otras palabras, está el que es responsable y el que no lo es, y el que no es responsable es un esclavo. Es sabido, incluso en el mundo de la esclavitud, que el esclavo no es responsable, sino que su amo lo es. Ahora se habla de funcionarios responsables, pero ¿quiénes son? Son los gobernantes. Ahora bien, el pueblo, ¿es responsable? Ellos dicen “No”.
No dicen “usted es responsable”; dicen “el dirigente es el responsable... el que es funcionario responsable de este Estado... los que son funcionarios responsables de ese Estado”. Pero el resto no es responsable, porque es esclavo, y, en verdad, el que es esclavo no es responsable; la palabra “responsabilidad” nunca se utiliza con relación a un esclavo, sino con relación a su amo, y ese es el motivo que subyace a la existencia de esa palabra en el mundo actual. Se dice:
“Me reuní con un grupo de funcionarios responsables de Italia... Me reuní con un grupo de funcionarios responsables de la India... Me reuní con un grupo de funcionarios responsables de tal Estado... Me reuní con el principal funcionario responsable de tal Estado... Me reuní con un funcionario responsable de tal Estado... Me reuní con un funcionario responsable de tal otro Estado...” Son amos que son responsables...
Cuando alguien se refiere a un funcionario responsable, quiere decir que se ha reunido con uno de los gobernantes o con el principal gobernante. Los otros no son responsables porque son ciudadanos, es decir, esclavos, y de allí las expresiones “funcionarios responsables” y “funcionario responsable”.
Se trata de alguien que es responsable de la gestión de los asuntos de los esclavos. Ellos son sus esclavos, y él es el responsable de esos esclavos. Esa es la verdad que descubrimos cuando descorremos el velo actual. La verdad es que ahora los ciudadanos son esclavos en todas partes del mundo, y hay alguien que está a cargo de ellos, que es el gobierno. Intercambian cortesías, mensajes, felicitaciones y otras cosas similares, y dicen: “el Gobierno y el pueblo, el gobernante y el gobernado”, lo que significa que el pueblo no es el que gobierna, sino el que es gobernado. “Doy las gracias a su Gobierno y a su pueblo por su cálida hospitalidad...
Doy las gracias al Gobierno y al pueblo por haber sido anfitriones de la conferencia”. Esta expresión es aborrecible, porque es una expresión autocrática que carece de igualdad, despoja al pueblo de su soberanía y de su dignidad y todo lo asigna al gobierno y al funcionario responsable. Esto se practica sin vergüenza alguna, ya que las fuerzas arraigadas en el trono de la autoridad en el mundo son las fuerzas que cuentan con los recursos que les permiten mantener una actitud desafiante, jactanciosa e insultante.
Lo que impera en el mundo hoy es la teoría dictatorial, a la que se denomina democracia moderna o democracia representativa; pero no es democracia. Está integrada por políticos y empresarios que son los capitalistas que poseen la riqueza. Esa riqueza es lo que les permite colocar en el poder a quien ellos quieran. Por lo tanto, existe una alianza entre los que poseen el poder financiero y los que poseen el poder político, mientras el pueblo se ve privado de este potencial político y de este potencial económico.
Por ejemplo, y especialmente en los países occidentales, se habla de la libertad de prensa, y se dice que la prensa es libre. Esto es un engaño, una distorsión y una falsedad. Es absolutamente falso, ya que no hay prensa libre y los pobres no pueden publicar un periódico. Los periódicos son publicados por corporaciones, y los ricos son los dueños de los periódicos.
Esa clase funda esos periódicos para que respondan a sus intereses. Entonces, los periódicos están manipulados, controlados y obligados a seguir una cierta política, y no son libres. Ser libre es seguir cualquier dirección y poder decir cualquier cosa, pero esos periódicos fueron fundados por ciertas fuerzas para que respondan a sus intereses. Por lo tanto, son serviles, y están al servicio de sus amos.
También se dice que hay elecciones y que el pueblo eligió a sus representantes. Eso es una distorsión de la verdad, y el pueblo es inocente al respecto. Las empresas y los ricos son los que crean los representantes, ya que una persona pobre no puede ser miembro del Congreso, del Parlamento o de la Cámara de los Lores en ningún Estado. Una persona pobre no puede llegar a ser miembro del Parlamento, publicar un periódico o llegar a ser gobernante.
Esas funciones son monopolio del dúo político-económico, los capitalistas y los políticos creados por los capitalistas para que estén a su servicio. Los políticos son regidos por los capitalistas que los crearon; eso es evidente. Por ejemplo: se dice que el Presidente Fulano de Tal tiene el apoyo de las compañías petroleras,
lo que significa que fue creado por las compañías petroleras y que llegó a la Presidencia para defender los intereses de esas compañías. A veces, se dice que el Presidente Fulano de Tal está en contra de las empresas petroleras y a favor de la industria del hierro y del acero, porque esas fueron las empresas que lograron que llegara a la Presidencia para defender sus intereses. Se dice entonces que las empresas petroleras son desafortunadas, porque el ganador cuenta con el apoyo de las empresas del hierro y del acero;
y a veces se dice lo contrario. Toda otra actividad económica que posea un poder financiero efectivo puede crear un presidente, un congreso, un parlamento o un gobierno que operen a favor de sus intereses. Esta clase capitalista es la dueña de la prensa, de la que se dice falsamente que es libre, cuando en verdad no lo es; es esclava del capitalista que es dueño de la prensa. En general esa prensa genera publicidad e influye en la opinión pública a favor de un candidato o de otro.
En verdad, todo lo que nos dicen a nosotros, a ustedes y al mundo acerca de la existencia de democracias y libertades no es verdad. Por el contrario, en la actualidad las sociedades, en especial las occidentales, son peligrosamente dictatoriales. ¿Por qué? Los partidos gobernantes no son verdaderos partidos integrados por ciudadanos, por gente corriente. Son una fuerza política que goza de apoyo económico y cuenta con todos los medios. Controlan el ejército, la policía, la prensa y el capital, y, además de eso, controlan el poder decisorio. En otras palabras, esa es una de las dictaduras más execrables, que no deja margen para ningún tipo de libertad. En todas partes, año tras año, los pueblos están descubriendo esa verdad.
Cabe observar, por ejemplo, que hace algunos años quienes iban a votar constituían el 70% de la población, pero que al año siguiente pasaron a ser el 50%, y posteriormente el 30%. En la actualidad, en las elecciones celebradas en algunos Estados, la participación de algunos núcleos fue de apenas el 3%, y en el mejor de los casos llegó al 10%. Esto es una muestra de que los ciudadanos corrientes rechazan el sistema, porque es un sistema arbitrario, dictatorial e inútil. Explota al ciudadano con el fin de dotar de legitimidad a los dictadores, los capitalistas y los explotadores. Esa es la única función del ciudadano. Se le dice: “¡Dote usted de legitimidad a este dictador! Lo único que queremos de usted es que tome este papel y lo coloque aquí”, para que así puedan adquirir legitimidad, porque sin elecciones nadie puede reclamar el cargo de Presidente ni de Primer Ministro, ya que le preguntarían: “¿Quién lo nombró a usted?”
En la actualidad, la gente no participa en el nombramiento del Presidente o del Primer Ministro, pero se la necesita para aducir que la persona ha sido elegida Presidente o Primer Ministro. Así pues, se dirigen al pueblo y le piden que forme fila en un día determinado, y que deposite su voto en urnas que han sido designadas para ese fin. El ciudadano trata ese trozo de papel de la misma manera en que trata un trozo de papel higiénico que arroja al cesto de desperdicios después de haberlo usado.
Esa es exactamente la manera en que coloca ese papel, ya sea en la urna o en el cesto de desperdicios. Algunos van como si estuviesen yendo al mercado o a una caminata por la playa. Se les dice: “Hoy hay elecciones”, y entonces ellos dicen: “Muy bien, voy a matar el tiempo durante una o dos horas tomando un trozo de papel y depositándolo en la urna”, de la misma manera que si estuviese yendo al zoológico, a la playa o a un café. A eso hemos llegado... Ahora la mayoría ya lo sabe, y entonces no va. En el tercer mundo, es sabido que al ciudadano que vota se le ha pagado un precio. Si hay elecciones, eso quiere decir que se compran votos. “Toma un dólar y deposita tu voto en la urna”. En otras palabras, es un proceso de compra y venta.
Algunos quizás se digan: “Ya que hoy hay elecciones, puedo depositar un papel en una urna y recibir a cambio un dólar, en lugar de quedarme en casa y no recibir nada”. La compra de votos ya es algo bien conocido. Los que no tienen dinero no pueden cuestionar las elecciones. Nosotros, los dueños de las empresas que queremos este presidente para que defienda nuestros intereses, cubrimos esos costos y aducimos que hemos colaborado para su campaña. Es ridículo que el propio candidato acuda a votar por sí mismo y diga: “Me he postulado a mí mismo”. Esta es una de las farsas de la teoría de la representación. Si el pueblo está presente, ¿por qué tenemos que tener representantes que actúen en su nombre?
¿Cuál es la justificación del hecho de desplazar al pueblo deliberadamente y reemplazarlo por quien lo va a representar? Se suele decir: “¿Dónde vamos a reunir al pueblo, si en esta sala caben apenas 100 personas? Dado que el pueblo está integrado por 100 millones, hagamos que elija a 100 personas para que lo representen en esta sala, porque la sala es demasiado pequeña para que quepa todo el pueblo, y apenas caben en ella 100 personas”. El pueblo puede reunirse entonces en grupos de cien personas por vez en todos los lugares del país hasta que todos sus integrantes hayan quedado incluidos.
¿Por qué transigir y aceptar que esa sea la única sala? Construyamos mil salas como esa, en las que el pueblo se pueda reunir en congresos para decidir qué es lo que quiere. Luego los secretarios de los congresos pueden reunirse, llevar consigo las decisiones de los respectivos congresos - en los que estuvo representado todo el pueblo, hombres y mujeres – y acordar la promulgación de las decisiones adoptadas por el pueblo y redactadas en esas reuniones.
A veces, hay cierta confusión. A veces estamos hablando con alguien y hacemos alusión a los congresos populares y a la democracia popular directa, y nos dice: “Nosotros tenemos parlamentos, igual que ustedes”. No, yo quiero explicar la principal diferencia que existe entre los parlamentos y los congresos. Los parlamentos son órganos elegidos por el pueblo, en tanto que los congresos están integrados por el pueblo propiamente dicho.
Por consiguiente, cuando hablamos de un parlamento nos referimos a un órgano elegido por el pueblo, pero cuando hablamos de un congreso nos referimos al pueblo, a todo el pueblo. Por ejemplo, en el sistema Jamahiriy (de masas) de Libia, los congresos populares incluyen a todo el pueblo, hombres y mujeres adultos que son jurídicamente responsables, y ellos son los que gobiernan.
El congreso popular es igual que el congreso; en tanto que en determinado país hay un congreso, en Libia hay 400 congresos, lo que refleja el número de habitantes, y todo el pueblo está presente en los 400 congresos. ¡Imagínense! En un país hay un parlamento y ustedes llegan a Libia y se encuentran con 400 parlamentos. ¿Por qué? Porque todo el pueblo es miembro de esos 400 parlamentos.
Por lo tanto, cualquier cosa que se decida la decide el pueblo, y no los representantes del pueblo. Naturalmente, en nombre de la representación el pueblo fue separado y lentamente excluido de la gobernanza y de su gestión, y reemplazado por otro medio, que, como ya señalamos, responde al dinero y a otros factores semejantes.
En verdad, el peligro no radica en la exclusión de la democracia dentro del país, en el hecho de que el régimen sea dictatorial y arbitrario o de que el ciudadano carezca de libre determinación, sino en el hecho de que esa elite que gobierna en nombre del pueblo, ya se trate de representantes o del gobierno, y que fue creada de la manera que ya explicamos, puede plantear una amenaza no para sí sino para el mundo y para la paz mundial. El peligro consiste en que una persona puede decidir declarar la guerra o la paz, destruir o no destruir el mundo, invadir o no invadir.
El peligro consiste en que esos gobiernos de estilo hitleriano nos amenazan y amenazan nuestra vida. Amenazan nuestra paz y nuestra seguridad de la misma manera en que Hitler planteaba una amenaza, porque contaba con la fuerza más poderosa de la época. Era un individuo que gobernaba por sí mismo, que comenzó con una pandilla, un ministro de propaganda y un ministro de defensa, y que llegó a poner en peligro la paz mundial y generó una amenaza genuina. Ahora hay individuos que tienen bombas, misiles, aeronaves y armas químicas y bacteriológicas. Esto es muy grave, porque esas armas de destrucción en masa están bajo el control de un grupo de individuos. En todas
partes la gente se ha manifestado en contra de la guerra. Quiere paz, no guerra. Pese a ello, estalló la guerra, se movilizaron las fuerzas y murieron niños. ¿Dónde está la democracia entonces?
¿Acaso el pueblo que se pronunció en contra de la guerra no tiene representantes? Si los representantes hubiesen representado al pueblo, habrían objetado la guerra, pero respaldaron a los gobernantes, y por consiguiente no representan al pueblo. Entonces, la representación es un fraude. Ha quedado demostrado que los representantes no representan al pueblo.
Los representantes no actúan en nombre del pueblo. En general, todos están acosados por la crisis, la crisis de la gobernanza, de la democracia y del sistema económico. Aun cuando usted se reúna con muchos presidentes, ellos no le dicen que están bien. Saben que están padeciendo una crisis muy grave. Dicen: “No sabemos qué instrumentos necesitamos. La política está en crisis. No sabemos cómo relacionarnos con los ciudadanos ni cómo ocuparnos de nuestra tarea”.
El ciudadano corriente ha rechazado la economía, la política y todos los procesos vigentes.
Las masas expresan sus aspiraciones, sus deseos y sus opiniones – como en el caso de las “masas de Seattle” – aisladas de sus representantes y de sus gobiernos. Millones de personas, sin tener en cuenta las fronteras, marchan para hacer oír su voz, para dar a conocer sus opiniones y para expresar su rechazo. En todas partes los gobernantes son perseguidos por manifestaciones, en tanto que los trabajadores organizan huelgas y reclaman sus derechos. En cuanto a la economía, la crisis se ha exacerbado y ha puesto en peligro la totalidad del sistema de producción capitalista, lo que ha impulsado a los gobernantes a buscar soluciones para salvarse, lo que resulta evidente.
Lo positivo es que en Europa, en los Estados Unidos o en el Canadá algunas empresas que solían ser propiedad de una sola persona han pasado a ser ahora empresas públicas. Como ya hemos señalado, esa es la solución inevitable. Lo que se dice en el Libro Verde es inevitable. Sin leer el Libro Verde, con el paso de tiempo y a través de la lucha se llegará a esta solución.
En el ámbito económico, las principales empresas capitalistas han comenzado a transformarse en empresas públicas a pesar de sí mismas, porque de lo contrario estarían condenadas a morir. Los trabajadores han comenzado a reclamar sus derechos, lo que significa que impiden que el propietario de la empresa lucre a expensas de ellos, en tanto que él fundó la empresa para explotarlos, para cosechar beneficios y para acumular capital.
Esto ha llevado en forma automática a una solución, ya que los propios trabajadores han pasado a ser accionistas de la empresa. Si usted va al mercado de valores, verá que las acciones de esa empresa cotizan públicamente; la empresa que supo ser propiedad de una sola persona puede haber pasado a ser propiedad de un millón de accionistas. Esto significa que el socialismo es una solución que se impone, y que no ha fracasado ni está muriendo, pese a lo que dicen. Por el contrario, el que está muriendo es el capitalismo; está muriendo día tras día.
Es inútil aferrarse a él; es una pérdida de tiempo. Es como mantener viva a una persona con medios artificiales. ¿Qué sentido tiene aferrarse a esos sistemas artificiales si el paciente está clínicamente muerto? Eso es exactamente lo que sucede con el capitalismo y con la teoría de la representación. Aferrarse a ellos es lo mismo que mantener a alguien con vida por medio de sistemas artificiales. Ahora, hay empresas privadas que están comenzando a transformarse en empresas públicas, y, en última instancia, verán que sólo prevalecerá el socialismo popular, que se aborda en el segundo capítulo del Libro Verde.
Sin embargo, ahora lo llaman capitalismo popular, como lo llamaba Thatcher, porque no les gusta la palabra “socialismo”. No importa que se lo llame capitalismo popular o socialismo popular. Incluso en Libia es posible hablar de capitalismo popular. Lo que importa es que el pueblo es el dueño del capital, lo que significa socialismo. Nos queda ahora el problema político, ya que se sigue promoviendo la representación del pueblo. En términos generales, el problema político aún no se ha sido resuelto, y aún persiste la crisis política. Hemos comprobado que los pueblos y los parlamentos que aducen haber sido elegidos por el pueblo no están en sintonía.
El mundo padece hoy una grave crisis, que es la crisis del Iraq. Es una guerra de devastación y genocidio y es una amenaza a la paz y un derroche de los recursos del mundo, y se quema petróleo día tras día. Es una guerra que los pueblos han rechazado, y que los parlamentos han respaldado. Entonces, ¿para qué sirve convocar otro parlamento para esos pueblos, y celebrar otra elección para un parlamento de esa índole, si el parlamento no representa al pueblo? Deberíamos abolir el parlamento y defender la voluntad del pueblo. Pero ¿cómo hacemos para permitir que el pueblo gobierne? Es evidente que el pueblo puede gobernar a través de los congresos populares y de los comités populares. En lugar de tener un congreso o un parlamento, habrá mil congresos o mil parlamentos, que darán cabida a todo el pueblo.
Las estructuras dentro de las cuales estamos funcionando son tan obsoletas que ya no pueden adaptarse a las nuevas realidades. Los pueblos marchan hacia el poder y quieren gobernar. La vieja estructura del gobierno y del parlamento se está derrumbando ante esta nueva realidad. Todo el pueblo va a ingresar a esta estructura, que es muy estrecha para un gobierno y un parlamento. Así pues, esta estructura va a estallar, y tiene que estallar.
Hasta la riqueza es un monopolio en una estructura confinada a un puñado de capitalistas. Ahora, los pueblos quieren la parte de la riqueza que les corresponde, y todos podrán tener acceso a la estructura, y por lo tanto se derrumbará la vieja estructura del capitalismo individual. Un solo individuo solía ser dueño de una empresa y contrataba a un millón de trabajadores con el fin de incrementar sus beneficios explotándolos y despojándolos del fruto de sus esfuerzos. Esa estructura se va a derrumbar, porque ese millón quiere su parte de la empresa. Todas estas observaciones son pruebas prácticas y materiales de la validez de la teoría del Libro Verde, la Tercera Teoría Universal. Nos tranquiliza saber que hay una solución que figura en un libro, el Libro Verde.
Si estudiamos ese libro, y si la gente lo estudia, llegaremos rápidamente a una solución y nos evitaremos este prolongado sufrimiento. Si no lo estudiamos, de todos modos vamos a llegar a la solución que se prescribe en el Libro Verde, pero llegaremos a través del sufrimiento, tras haber recorrido un largo camino y pagado un elevado precio. Ahora el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en cuyas reuniones sólo podían participar sus 15 miembros, se ve obligado a permitir que Estados no miembros asistan a los debates.
La recomendación más reciente fue formulada este mes en una cumbre de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Naturalmente, no se pusieron de acuerdo respecto de la idea de ampliar el Consejo de Seguridad mediante la adición de nuevos miembros, y mantuvieron su dimensión actual, pero recomendaron que el Consejo continuara permitiendo la participación del mayor número posible de Estados no miembros en sus reuniones, porque el mundo ya no va a permitir que 15 miembros decidan su destino, y la paz, y la guerra. Dijeron: “Es verdad. Vamos a permitir que en cada reunión hablen algunos Estados no miembros”.
Esto demuestra que incluso la vieja estructura del Consejo de Seguridad está comenzando a resquebrajarse, porque todos quieren acceder a esa estructura; y esto es apenas el comienzo. Una sala como esta solo puede albergar a cien personas, pero afuera hay mil personas que quieren ingresar.
Muy bien, vamos a dejar pasar a diez, luego a veinte, luego a treinta, porque queremos resolver el problema de los que están fuera de la sala. Porque si entran van a destruir las instalaciones, romper las ventanas y causar tal confusión que no vamos a poder trabajar. Una vez que entren las mil personas y destruyan la sala, habrá que construir una nueva sala que albergue a mil personas. Eso es lo que está sucediendo, lo que significa que las viejas estructuras se van a derrumbar ante los nuevos retos que plantean las masas.