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En la histórica ciudad de Agadez, el Hermano, Líder de la Revolución, guía a Jefes de Estado y a otros musulmanes, con ocasión del aniversario del nacimiento de Mahoma, el Sello de los Profetas de Dios (que la paz y las oraciones lo acompañen)

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En la histórica ciudad de Agadez, el Hermano, Líder de la Revolución, guía a Jefes de Estado y a otros musulmanes, con ocasión del aniversario del nacimiento de Mahoma, el Sello de los Profetas de Dios (que la paz y las oraciones lo acompañen)

En la histórica ciudad de Agadez, el Hermano, Líder de la Revolución, guía a Jefes de Estado y a otros musulmanes, con ocasión del aniversario del nacimiento de Mahoma, el Sello de los Profetas de Dios (que la paz y las oraciones lo acompañen)

30.03.2007

“En nombre de Dios, y demos gracias a Dios.



Dios ha mandado un enviado a la humanidad toda. Ese enviado fue el Sello de los Profetas, Mahoma (que la paz y las oraciones lo acompañen). Él es el único profeta al que Dios y sus Ángeles han conferido su paz y sus bendiciones. Debemos conferirle la paz y nuestras oraciones. “Alá y sus ángeles bendicen al Profeta. ¡Creyentes! ¡Bendecidle vosotros también y saludadle como se debe!” (33.56). A todos los enviados de Dios se les ha conferido la paz. Mahoma es el único que cuenta con la distinción de que se le han conferido la paz y las bendiciones. He oído a muchos predicadores que dicen “Así como Tú has bendecido a Ibrahim”. Es un error. Las bendiciones fueron conferidas exclusivamente a Mahoma. Dios purificó a la familia del Profeta, pero nunca dijo “que la paz y las bendiciones los acompañen”. La paz y las bendiciones fueron conferidas exclusivamente a Mahoma.


La otra distinción que el Todopoderoso ha otorgado a Mahoma es el hecho de que su mensaje fue el último de los Mensajes Divinamente Revelados. Por lo tanto, es el Sello de los Profetas. Esa fue la voluntad de Dios y la verdad divina revelada en el Corán. Es incorrecto e impropio describir a Mahoma en los términos reservados a otros profetas. Le bastan el hecho de ser el Sello de los Profetas y el hecho de que se le han conferido las bendiciones de Dios.


En el Corán, Dios le dice: “Di: ‘Hombres: Yo soy el Enviado de Dios a todos vosotros’” (7.158). En cuanto a Jesús, el Corán dice: “Jesús, hijo de María, dijo: ‘¡Hijos de Israel! Yo soy el que Alá os ha enviado’” (61.6). Es evidente que Dios afirma que Mahoma fue enviado a todos vosotros. Dice también que Jesús fue enviado a los Hijos de Israel. Jesús (que la paz sea con él) no fue enviado a Asia, Europa, América o África. No les incumbe el mensaje de Jesús, quien fue enviado exclusivamente a los Hijos de Israel para rectificar el canon de Moisés. Jesús les dijo a los Hijos de Israel: “(He venido) en confirmación de la Tora anterior a mí, y como nuncio de un Enviado que vendrá después de mí, llamado Ahmad” (61.6).


¿Dónde está la Biblia que contiene las palabras que Dios le dijo a Jesús? No existe. En la verdadera Biblia se menciona el nombre de Mahoma. La Biblia que tenemos ahora no contiene el nombre de Mahoma, que debía ser enviado después de Jesús. Por lo tanto, no es la auténtica Biblia que Dios reveló a Moisés y a Jesús. Fue escrita centenares de años después de Moisés y de Jesús. Hay una Biblia conocida como la Biblia de San Barrabás. En ella se menciona a Mahoma. Parece ser la auténtica. No obstante, fue obliterada. Ha desaparecido de la faz de la Tierra sin dejar rastros.


Jesús fue enviado exclusivamente a los Hijos de Israel. Mahoma fue enviado a toda la Humanidad. Con excepción de los israelitas, a las naciones no les incumbe en absoluto el mensaje de Jesús. Por el contrario, el mensaje de Mahoma les incumbe a todas, porque Él fue enviado a todos y fue el Sello de los Profetas. En esta era de la ciencia y de la información, la gente tiene que saber la verdad y la realidad de la religión. Naturalmente, debemos creer en Jesús como profeta de los Hijos de Israel. Debemos creer que su nacimiento constituyó un milagro divino. Para que en la mente de los Hijos de Israel no quedaran dudas acerca de la misión divina de Jesús y acerca de las buenas nuevas que trajo acerca del enviado que vendría después de él, Dios confirió a Jesús la capacidad de obrar milagros que no tienen paralelo entre todos los profetas. Por la gracia de Dios, Jesús resucitó a los muertos, curó a los enfermos e hizo que llegara del Cielo alimento para los hambrientos.


En el Corán, Dios dice que Mahoma fue enviado a toda la humanidad. Les pide a los seguidores de Moisés y de Jesús que sigan a Mahoma, cuyo nombre encontrarán en la Biblia. Eso es lo que dice el Corán, que en la Biblia se menciona a Mahoma. En la Biblia que tenemos ahora no se menciona a Mahoma. Por lo tanto, no es la auténtica Biblia.


En la actualidad, nuestro calendario comienza a partir del nacimiento de Jesús. Es comprensible, porque su nacimiento constituyó un milagro divino. Pero, ¿por qué no comenzamos el calendario a partir de la muerte de Mahoma? Su muerte también constituyó un momento trascendental y de proporciones cósmicas. Fue la muerte del último profeta enviado por Dios. Con su muerte, el Cielo quedó en total silencio y dejó de comunicarse directamente con los seres humanos hasta el Día del Juicio.


Desde la época de Adán hasta la época de Mahoma el Cielo estuvo en contacto con la Tierra a través de los enviados mandados por Dios. Todo esto terminó de manera definitiva con la muerte de Mahoma. Durante 1375 años la Humanidad no ha recibido ninguna otra revelación divina. Por consiguiente, el calendario debe comenzar a partir de la muerte de Mahoma, ese hecho trascendental y cósmico. A partir de ahora, el mundo debería decir que han transcurrido 2007 años desde el nacimiento de Jesús y 1375 años desde la muerte de Mahoma, el Sello de los Profetas. ¿Por qué el calendario comienza a partir del nacimiento de Jesús y no a partir de la muerte de Mahoma? El motivo es que los musulmanes son débiles y están derrotados.


Ahora estamos corrigiendo los errores y malentendidos del mundo de conformidad con las enseñanzas del Corán. No estamos inventando nada nuevo. Es en verdad un milagro que Jesús haya nacido sin padre. Es también un milagro que haya resucitado a los muertos y curado a los enfermos por la gracia de Dios. Reconocemos esos milagros. Pero es un error pensar que Jesús (que la paz sea con él) fue enviado a Asia, Europa, América o África. Fue un profeta exclusivamente para los Hijos de Israel. Si Jesús (que la paz sea con él) hubiese estado vivo cuando Mahoma llegó con su mensaje, habría seguido a Mahoma. Otro grave error histórico consiste en que han seguido existiendo diversas religiones después de Mahoma. Tras la misión de Mahoma, debe existir una única religión. “Ciertamente, la Religión, para Dios, es el islam” (3.19). “Si alguien desea una religión diferente del islam, no se le aceptará y en la otra vida será de los que pierdan” (3.85). Esta es una de las realidades universales.


Otro error que desde hace mucho tiempo confunde a los no iniciados consiste en afirmar que Jesús permitió que lo crucificaran para expiar los pecados de sus seguidores. Jesús no fue crucificado ni asesinado. “No le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció así” (4.157). La persona que fue crucificada hace 2000 años era un hombre que se parecía a Jesús, y no el propio Jesús. Jesús no fue crucificado. El libro que tenemos ahora no es la palabra de Dios. Fue escrito centenares de años después de la muerte de Jesús. En ese libro de señala que María, María Magdalena, José el carpintero y quizás algunos Apóstoles estuvieron presentes durante la Crucifixión. Todos ellos sabían que el crucificado no era Jesús pero fingieron que lo era a fin de permitir que el verdadero Jesús pudiese escapar. Estas son palabras de Dios, no nuestras. Cada palabra que he dicho proviene del libro de Dios. No he inventado ni una sola palabra. ¿Cómo podríamos haber sabido todo esto si Dios no nos lo hubiese revelado en el Corán? Dios le dijo a Jesús: “Voy a llamarte a Mí, voy a elevarte a Mí, voy a librarte de los que no creen” (3.55).


El método de adoración que adoptaron los seguidores de Jesús no fue prescripto jamás por él. Por ejemplo, el hecho de persignarse no fue establecido por Jesús. No podría haberlo establecido antes de que lo crucificaran. Las imágenes de Jesús y de María que colocan delante de ellos en la oración son manifestaciones de idolatría por las que Jesús jamás abogó. Incluso las oraciones que rezan no son las que enseñó Jesús. Si usted es uno de los Hijos de Israel, podría convertirse en cristiano. Si no es israelita, no puede tener ninguna relación con el Cristianismo. No estaba dirigido a usted.”


El Líder se refirió a los tres grupos de sultanes, príncipes, jefes y ancianos de las tribus y clanes del Togo, Ghana y Burkina Faso, que asistieron a la concentración para convertirse al islam, como prueba viviente de ese hecho.


Al finalizar su sermón, dijo: “Estos caballeros se han convencido de que, como no israelitas, no pueden ser cristianos. También se han convencido de que Dios dijo: ‘Ciertamente, la Religión, para Dios, es el islam’ (3.19). Hoy se han sumado a nosotros para convertirse al islam. ‘Cuando venga el auxilio de Alá, así como el éxito, y veas que los hombres entran en masa en la religión de Dios, entonces, celebra las alabanzas de tu Señor y pide Su perdón. Es indulgente’ (110.1-3)”

 

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