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El Hermano Líder habla ante profesores y estudiantes de la Universidad de Cambridge

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El Hermano Líder habla ante profesores y estudiantes de la Universidad de Cambridge

El Hermano Líder habla ante profesores y estudiantes de la Universidad de Cambridge

22.10.2007

En nombre de Dios:

Buenas noches, distinguidos profesores. Buenas noches, hijos míos, estudiantes de la Universidad de Cambridge.

Gracias por esta invitación para que hable ante ustedes. Hace pocos meses, recibí una invitación similar de la Universidad de Oxford. Hablé con sus estudiantes a través de un enlace por satélite. Hoy, tengo el honor y el placer de hablar con ustedes utilizando el mismo método.

Me complace mucho que los estudiantes de universidades reconocidas, como la vuestra y como Oxford, y estudiantes de otras universidades de distintas partes del mundo, demuestren semejante interés en las cuestiones urgentes de nuestra época que nos afectan a todos y a cada uno de nosotros. En nuestro mundo suceden muchas cosas. Pueden parecer remotas respecto del lugar en que vivimos, pero afectan nuestras vidas, ya sea de manera positiva o de manera negativa.

Tal como se ha dicho, el mundo se está convirtiendo en una aldea única. Esta aldea planetaria tiene que organizarse. Sus habitantes necesitan vivir en paz y armonía. Deben cooperar entre sí, en lugar de luchar y de destruir esa aldea, que es la única de su especie que existe en el universo. Cuando contemplamos las galaxias, cobramos conciencia de que nuestro sistema solar es apenas un punto minúsculo en el vasto universo. Incluso en nuestra propia galaxia, nuestro sistema solar es en verdad minúsculo. Sin embargo, somos la única forma conocida de vida inteligente que existe en el universo. Esto causa pesar. ¿Cómo es posible que la única especie inteligente conocida sea incapaz de vivir en paz y armonía? ¿Cómo es posible que estemos luchando entre nosotros y amenazando a nuestro pequeño planeta con la destrucción?

Creo que este sentimiento está comenzando a cobrar fuerza. El pedido que me han hecho para que hablara ante ustedes demuestra que nosotros, los seres humanos, tenemos que conocernos y entendernos para poder resolver nuestros problemas. Las características de nuestra época y la revolución de la información y de las comunicaciones han reducido las distancias. Todo hecho, por remoto que sea, tiene efectos sobre todos nosotros.

Tal como me lo solicitaron, hablaré sobre algunos de los importantes temas que me pidieron que abordara.

El 27 de este mes se celebrará en Sirte, Libia, una conferencia internacional para tratar de hallar una solución al candente problema de Darfur. Quiero abordar este problema, que ha pasado a ser motivo de preocupación para el mundo entero. Dado que ustedes son los futuros líderes y encargados de tomar decisiones en sus respectivos países, es importante que comparta con ustedes mi punto de vista sobre esta cuestión. Confío en que ustedes han de transmitir ese punto de vista a los medios de difusión, a quienes participarán en la conferencia internacional y a la opinión pública mundial. Creo que, al igual que sucede con muchas otras cuestiones relativas a África, la cuestión de Darfur es ante todo una cuestión tribal. Quizás a ustedes les resulte sorprendente y divertido que yo diga que toda esta cuestión comenzó con una escaramuza por un camello. Ahora se ha convertido en una cuestión internacional.

Hay miles de tribus en África. Esas tribus luchan entre sí por el agua y por las tierras de pastoreo. El continente fue dividido en 50 Estados. Cada tribu fue fragmentada entre varios países. Las tribus quieren volver a unirse. Los problemas tribales son interminables. El progreso les va a poner fin. Cuando los pueblos de África dejen atrás la etapa primitiva, terminará el tribalismo, y terminarán también los conflictos tribales. El error consistió en politizar esos conflictos tribales. Se ha politizado la cuestión de Darfur. De una escaramuza entre algunas personas por un camello pasó a ser una cuestión internacional. Ha habido muchos problemas similares que comenzaron y terminaron sin que supiéramos nada respecto de ellos. Entonces, ¿por qué se ha politizado e internacionalizado la cuestión de Darfur?

Aquí entran en juego las ambiciones de las grandes Potencias, en las que el petróleo desempeña un papel prominente. Esas ambiciones son la causa del agravamiento de la cuestión. De esta manera, siempre serán necesarias las fuerzas internacionales y las fuerzas de las grandes Potencias, que entonces podrán compartir el petróleo que hay en esa zona. No es descabellado decir que las Potencias que tienen intereses económicos en la región, y en el continente en general, son las que impulsan los hechos que tienen lugar en Darfur. Quizás ustedes no hayan oído esto antes. Es importante que lo oigan de mí ahora.

Conozco África. He viajado por todo el continente. Conozco los Estados, las fronteras y las tribus de África. En el mundo soy la única persona que ha recorrido más de 20.000 kilómetros por tierra africana. He conocido campesinos que labran sus tierras, he visto pastores en sus tierras de pastoreo, y he visitado gente en sus propias chozas. Conozco su estilo de vida. Vengo siguiendo los problemas y los hechos relacionados con África desde la época de Kenyara, Nasser y Haile Selassie. Ningún líder actual llegó a conocerlos. Yo vengo siguiendo los problemas de África desde la época de esos hombres.

Los problemas tribales ocurren, y luego terminan. No se los ha internacionalizado. Ahora, se los está eligiendo e internacionalizando. No se debe internacionalizar ni politizar jamás ningún problema tribal de África, porque ese curso de acción genera graves consecuencias. La cuestión de Darfur no tiene un carácter político, ni social, ni siquiera económico. Es sencillamente un problema tribal local entre agricultores y pastores. Los agricultores y los pastores suelen tener problemas en cualquier parte del mundo. Esos problemas se podrían haber solucionado a través de una mediación local o tribal. Las tribus tienen tradiciones y costumbres establecidas. Es posible que ustedes no sepan que Darfur, pese a que forma parte de la República del Sudán, tiene sus propios reyes y sultanes. Hay muchos reinos y sultanías dentro de la república. Nuestro sistema tribal africano es así. Es un buen sistema social, que es digno de respeto. Si la cuestión se hubiese dejado en manos de los reyes y sultanes locales de Darfur, se la habría resuelto. La injerencia de Potencias regionales e internacionales paraliza las fuerzas sociales locales que, de lo contrario, podrían resolver el problema. 

Hay mucha gente pobre y hambrienta en Darfur. Cuando se internacionalizó el problema de Darfur, algunas organizaciones internacionales y algunos países comenzaron a enviar asistencia de socorro. Los pobres se pusieron muy contentos y le dieron gracias a Dios por tener un problema de carácter internacional, porque así podrían continuar recibiendo ayuda y asistencia internacionales. Hemos contribuido a la perpetuación del problema. La asistencia internacional ha echado más leña al fuego. La gente se marcha de sus aldeas para vivir en campamentos. Aducen que se vieron obligados a convertirse en refugiados a causa de la guerra y de la violencia. En verdad, no es así. Vienen solamente para recoger la asistencia de socorro que proviene de las Naciones Unidas, de los donantes y de las organizaciones internacionales de beneficencia. Durante el día, vienen a recoger los alimentos y las ropas que les proporcionan. Por la noche, regresan a sus hogares con el botín de los campamentos, que fueron creados con el exclusivo propósito de recibir asistencia internacional. Esa gente abriga la esperanza de que el problema de Darfur no se resuelva nunca. Si se le pone fin, también se terminará la asistencia. Esa gente quiere que la asistencia continúe. ¿Quién ha abierto esa puerta? Nosotros. Si no hubiese existido la asistencia de socorro y si hubiésemos dejado a Darfur en manos de su propio pueblo, no se habrían establecido campamentos cuyo único propósito es obtener asistencia de socorro. Algunos desean que el problema persista, para poder seguir aprovechando la asistencia.

Además, hay líderes locales que antes eran desconocidos. Cuando a un maestro desconocido, a un funcionario público o a un oficial joven se le da posibilidad de hablar por canales mundiales de televisión en nombre de una tribu o de un movimiento rebelde, lo considera una gloria personal. Esa gloria superficial es un indicio de un desequilibrio psicológico. Esa persona desconocida tiene ahora la oportunidad de aparecer en la televisión para hablar de los marginados, de los explotados y de los oprimidos. Son meras frases hechas. La marginación, el atraso y la pobreza no son exclusivos de Darfur. Son una realidad del tercer mundo, que se ha visto rezagado a causa del colonialismo. Ahora, de pronto esa persona desconocida se ve convertida en un líder mundial. Se le implora que acuda a la mesa de negociaciones. Esa persona no quiere que el problema se solucione. Si se soluciona, ella irá cayendo poco a poco en el olvido. Ya no tendrá la posibilidad de que el mundo la oiga. No podrá viajar de un país a otro ni hablar ante el Parlamento Europeo o ante el Congreso de los Estados Unidos. No le harán entrevistas por televisión y los satélites ya no transmitirán al mundo entero noticias acerca de ella. Esa persona quisiera que el problema persistiese, para poder seguir gozando de esa gloria superficial. Por eso creo que hay que hacer caso omiso de los problemas tribales de esa índole. No hay que politizarlos ni internacionalizarlos. Hay que dejar que las tribus se peleen. En última instancia, van a hallar una solución. Como dije anteriormente, tienen sus sultanes y sus jefes. No es la primera vez que esas tribus tienen una controversia. Siempre tienen controversias y desacuerdos. Los resuelven en forma local y el mundo muy pocas veces se entera de esos problemas si no se los politiza ni internacionaliza. 

El problema de Darfur no es, como aducen algunos, un problema racial entre negros y blancos o entre árabes y africanos. Los árabes son africanos. Los árabes sudaneses son africanos. Conozco esas tribus. Ustedes conocen las tribus principales. No se puede distinguir entre árabes y no árabes en las tribus de Masalit, Ruzeiqat, Zagawa o Fur. Es imposible hacerlo. Se casan entre sí. Son todos musulmanes sunitas. Todos hablan árabe. Todos entienden el dialecto local. No hay una verdadera diferencia entre los denominados árabes y los no árabes ni entre los negros y los que no son negros. Están plenamente integrados. Es difícil, en verdad imposible, distinguir a unos de otros. La tribu Masalit es originaria de la ciudad de Meslata, en Libia. A sus integrantes se los considera africanos, aunque tienen origen árabe. Migraron desde Libia. Hay miles de miembros de la tribu Zagawa en Libia, en el Chad y en el Sudán. Toda la región está plenamente integrada. La tribu Ruzeiqat vive en el norte y el sur de Darfur. Nadie puede clasificar a sus integrantes como árabes o como no árabes, como africanos o como no africanos. Esa es la verdadera situación que impera allí. Hay un conflicto entre los principales actores mundiales, tales como los Estados Unidos y China. Quiero que sepan que cada uno de ellos quiere una porción mayor de la región y de su petróleo. Eso es sumamente peligroso. Todas las Potencias imperialistas quieren introducirse en la región para poder lograr sus ambiciones. Quieren que el problema se deteriore a fin de poder llevar sus fuerzas a la región con la excusa de que desean imponer la paz. Eso también es muy peligroso. La conducta de las Potencias principales es inmoral y merece ser condenada. Todos los imperios, por naturaleza, tienen ambiciones expansionistas. Debemos ser plenamente conscientes de esas ambiciones imperialistas. Eso es lo que quería decir sobre Darfur.

Además de Darfur, hay otras cuestiones que ustedes quieren que yo aborde, tales como el conflicto del Oriente Medio y la cuestión de Palestina.

Ante todo, quiero que sepan que estudié historia y que conozco muy bien la historia de la región y de sus pueblos. Los palestinos y los israelíes son primos. Descienden del mismo origen. Son semitas. El árabe y el hebreo son lenguas hermanas. La tierra llamada Palestina o Israel es su patria común. Los palestinos y los israelíes pueden vivir en ese lugar. Ninguna de las partes tiene el derecho de reclamar la propiedad exclusiva de la tierra situada entre el río Jordán y el Mediterráneo. Ninguna de las partes tiene el derecho de declarar allí un Estado en forma unilateral. Ese es el motivo por el que los árabes no reconocen al denominado Israel: porque los israelíes en forma unilateral declararon un Estado en un territorio en disputa. Ninguna de las partes tiene el derecho de declarar ese territorio como propio y de darle un nombre. Eso está mal; de allí la objeción al reconocimiento de ese Estado.

Es algo similar a lo que ocurrió en Chipre. Cuando se declaró la república turca de Chipre, nadie la reconoció, con excepción de Turquía. Eso se debe a que el pueblo de Chipre está integrado por los turcochipriotas y los grecochipriotas. Chipre es su patria común. Ninguna de las partes tiene el derecho de declarar en forma unilateral su propio Estado ni de darle un nombre. Por lo tanto, ningún Estado reconoció a esa entidad situada en Chipre. Lamentablemente, reconocen a Israel. Tiene que haber un rasero único. El no reconocimiento de la república turca de Chipre debe significar el no reconocimiento de un Estado único establecido en el disputado territorio de Palestina. Fue un grave error que comenzó en 1948, cuando una de las partes declaró en forma unilateral la creación de su propio Estado en ese territorio en disputa.

Independientemente de lo que haya ocurrido en el pasado, ahora afrontamos un problema real, un problema que no se puede solucionar con los medios que observo hoy. Ante todo, esta cuestión ha sido manipulada, tal como ocurrió con el problema de Darfur. La tragedia de los palestinos y la tragedia pasada de los judíos han sido explotadas en pro de intereses mezquinos. Motivos electorales llevaron a que partidos políticos y candidatos a una presidencia explotaran esas tragedias con fines de propaganda política. Durante la guerra fría y el enfrentamiento entre los Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), por un lado, y la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, por el otro, se explotó terriblemente el problema del Oriente Medio. Cada una de las partes lo manipuló en pro de sus propios intereses. No les importaban los intereses de los palestinos ni los de los israelíes. Los palestinos y los israelíes fueron las víctimas. Fueron ellos los que lucharon y murieron. No murieron soviéticos, ni estadounidenses ni franceses. Los palestinos y los israelíes fueron los únicos que pagaron el precio.

Como ustedes sabrán, ese territorio es sumamente angosto. Cerca de Qalqiliya, la distancia entre el río Jordán y el Mediterráneo es de apenas 15 kilómetros. No puede haber dos Estados en esa zona. No puede haber un Estado que mida solamente 15 kilómetros de ancho. Si se crea un Estado palestino en la Ribera Occidental, Tel Aviv y todas las ciudades costeras estarán al alcance de sus ametralladoras y de su artillería mediana. Tendrá el control del espacio aéreo. Si estalla una guerra, ese Estado podría quedar dividido en dos. Asimismo, la mitad del Estado palestino propuesto, la Ribera Occidental, está completamente separada de la Franja de Gaza. ¿Cómo podría existir un Estado una de cuyas partes está situada en el Mediterráneo y la otra en la Ribera Occidental del río Jordán?

A eso hay que sumarle la presencia de más de un millón de palestinos que viven en Israel. Su número está aumentando rápidamente. Esa cifra se duplicará. En el futuro habrá tres o cuatro millones de palestinos en Israel. Entonces, no se puede aducir que Israel es un Estado puramente judío. Como ustedes saben, el número de palestinos aumenta mucho más rápidamente que el número de israelíes. En el Estado que llaman Israel, hay un millón de palestinos que viven en paz y armonía con sus vecinos. Esto es un ejemplo del Estado único que debe constituir la solución del problema. Tiene que haber un Estado único en Palestina. El nombre no es importante. Podría llamarse Isratina o Palestina. Cualquiera sea su nombre, tiene que haber un Estado único para israelíes y palestinos. Ahora existe un ejemplo que todos pueden ver. Hay un millón de palestinos que tienen ciudadanía israelí y que conviven sin problemas con los israelíes. La violencia no dimana de ellos, sino de los que viven fuera de Israel. Para decirlo sencillamente, la porción de tierra situada entre el río y el mar es demasiado angosta para que existan allí dos Estados. La solución radica en la creación de un Estado único y democrático. Todo el mundo debe ejercer presión sobre la parte que se aferra a un racismo religioso, racial y lingüístico. Son nociones anacrónicas que irán desapareciendo con el paso del tiempo. Esas nociones no deben impedir jamás que exista una paz permanente entre los israelíes y los palestinos. Israelíes y palestinos tienen que coexistir.

Como ustedes sabrán, los árabes y los judíos siempre han coexistido. Cuando los árabes fueron expulsados de Andalucía, también los judíos fueron expulsados. Los países árabes les dieron refugio y protección a los judíos. Incluso cuando los romanos destruyeron Jerusalén, alrededor del año 72, los judíos buscaron refugio en la Península Arábiga. Es decir, los árabes protegieron a los judíos a lo largo de la historia, desde las persecuciones de los romanos hasta las persecuciones de los godos en Andalucía. Los dos grupos son primos. El profeta Abraham tuvo dos hijos: Ismael, el antepasado de los árabes, e Isaac, el antepasado de los judíos. Jacob, conocido también como Israel, era el hijo de Isaac. El Estado lleva su nombre. Por lo tanto, son primos, y son más cercanos entre sí que lo que algunos piensan. Quienes crearon animosidad entre ambos fueron otras Potencias, que trataban de satisfacer sus propios intereses. Tienen que volver a convivir en un Estado único.

He publicado mi Libro Blanco, en el que se insta a la creación de Isratina, un Estado que lleva la mitad del nombre de Israel y la mitad del nombre de Palestina. Espero que tengan la versión en inglés. En el Libro se aboga a favor de la creación de un Estado único y democrático. Las elecciones iniciales podrían ser supervisadas por las Naciones Unidas. Posteriormente, sus ciudadanos coexistirían. No importa si el presidente es judío, palestino, musulmán o cristiano. Hágase la voluntad del pueblo. Que el pueblo elija. En la actualidad hay partidos árabes en Israel. Hay miembros árabes en el Knesset. Este es un ejemplo que hay que seguir. En la Ribera Occidental, palestinos e israelíes son parte de una trama única. Lo mismo se puede decir respecto de Gaza. Desde un punto de vista demográfico, están integrados. Las fábricas israelíes dependen de la mano de obra palestina que procede de la Ribera Occidental y de Gaza. Hay entre ambas partes un intercambio de bienes y servicios. Son completamente interdependientes. Hay muchos elementos, entre ellos la cultura, que hacen que los israelíes y los palestinos estén cerca los unos de los otros. Insto a la creación de un Estado único, con el propósito de poner fin a ese conflicto. Sin embargo, para ello deben cumplirse ciertas condiciones.

Primero, los refugiados expulsados en 1948 deben retornar a sus hogares. Les corresponde ese derecho. Se les debe permitir regresar en paz a sus hogares, a sus granjas y a sus aldeas.

Segundo, ese nuevo Estado debe estar libre de armas de destrucción en masa. Ningún Estado de la región debe poseer armas de destrucción en masa. Independientemente de que esté gobernado por Arafat o por Abbas, debe estar libre de armas de destrucción en masa. 

Esto es lo que quería decir acerca de la cuestión de Palestina. Los invito a leer mi Libro Blanco, titulado Isratina.

Ustedes me pidieron mi opinión respecto de la reforma de las Naciones Unidas. Todos venimos oyendo desde hace años acerca de un intenso deseo de reformar las Naciones Unidas. Sin embargo, lo único que se ha abordado durante ese período ha sido el aumento del número de miembros permanentes y no permanentes del Consejo de Seguridad. Ese no es el objetivo; el objetivo debe ser la reforma de las Naciones Unidas en su conjunto. Las Naciones Unidas no son solamente el Consejo de Seguridad. Son también la Asamblea General, la Corte Internacional de Justicia, el ECOSOC, el Consejo de Administración Fiduciaria, la UNESCO, el UNICEF, la FAO y todos los otros componentes que integran el sistema de las Naciones Unidas. La situación actual no es democrática y es ilegal e ilegítima. El mundo tiene que cambiarla. La situación actual es dictatorial y no es beneficiosa para la causa de la paz. Por el contrario, es un estado de terror que amenaza la paz.

El denominado Consejo de Seguridad no es un consejo para la seguridad. Es un consejo del terror. Ha usurpado las facultades de las Naciones Unidas y del mundo entero y se las ha arrogado para sí, para un consejo limitado controlado por los cinco miembros que tienen el derecho de veto. Por lo tanto, los países pequeños no tienen confianza en el Consejo de Seguridad ni en las Naciones Unidas. Intelectuales esclarecidos, tales como ustedes, comparten la opinión de que nadie puede sentirse seguro habida cuenta de la función del Consejo de Seguridad y de la situación de las Naciones Unidas. Este sentimiento se ve confirmado por la destrucción y la ocupación del Iraq, el Afganistán y Yugoslavia. Todo esto ocurrió ante los ojos de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad. ¿Por qué no se les aplicó el Capítulo VII a los Estados Unidos y al Reino Unido cuando invadieron ilegalmente el Iraq? El Consejo no puede hacerlo porque esos países tienen derecho de veto. Pueden hacer fracasar cualquier resolución. Entonces, no es un consejo para la seguridad internacional. No tiene carácter internacional. Es un consejo de y para sus propios miembros.

Abogamos a favor de la reforma de las Naciones Unidas. Esto sólo se puede lograr a través de la democratización de la Asamblea General, que es el Parlamento mundial. El Parlamento es la Legislatura. Es el órgano que tiene la facultad y el mandato de promulgar leyes. El Consejo de Seguridad es el equivalente del Poder Ejecutivo. El Poder Ejecutivo debe poner en práctica las decisiones de la Legislatura. ¿Sería concebible que el Gobierno británico promulgara leyes y luego le diera a la Cámara de los Comunes la orden de ponerlas en práctica? Es al revés. El Parlamento legisla, y el Gobierno aplica las leyes. En las Naciones Unidas, el Poder Ejecutivo –es decir, el Consejo de Seguridad- legisla, y luego le pide al Parlamento, representado por la Asamblea General, que ponga en práctica sus directivas. Eso significa que se está poniendo el carro delante del caballo. Las cosas deberían ser exactamente a la inversa de la situación actual.

Las naciones del mundo se unieron para crear las Naciones Unidas. La Asamblea General es el único órgano en que están representados todos los miembros. En aras de los principios democráticos, debería ser el órgano dotado de todas las facultades. Cuando la Asamblea General aprueba sanciones contra un Estado, ese Estado tendrá que aceptarlas, porque han sido producto de una decisión adoptada democráticamente por la comunidad de naciones. Es una grave injusticia que dos o cinco Estados impongan su voluntad sobre los miembros del Consejo de Seguridad y luego aduzcan que sus decisiones han sido adoptadas en nombre de la legitimidad internacional. ¡Qué argumento tan falso!

Si el objetivo es una verdadera reforma, entonces hay que transferir las facultades del Consejo de Seguridad a la Asamblea General. La aplicación del Capítulo VII debe ser prerrogativa de la Asamblea General. Sólo ella debe poder adoptar decisiones vinculantes. El Consejo de Seguridad debe ser el instrumento dedicado a poner en práctica las decisiones de la Asamblea General. Si las cosas no cambian, muchos países se retirarán de las Naciones Unidas. Se creará una nueva Asamblea General de los oprimidos y de los que están hartos de la injusticia. El mecanismo internacional actual se derrumbará. Se está pasando por alto el mecanismo libremente creado por la comunidad internacional. Hay una carta que está quedando enmarcada por precedentes. Hay numerosos precedentes que están creando una nueva Carta de las Naciones Unidas basada en la injusticia, la opresión y la agresión. La Carta de las Naciones Unidas prohíbe el uso o la amenaza del uso de la fuerza. Hoy hay una constante amenaza o uso de la fuerza. Esto es el final de la Carta de las Naciones Unidas. Las medidas adoptadas contra Libia, Panamá, el Iraq, Yugoslavia, el Afganistán y otros Estados constituyen una nueva carta no escrita y basada en precedentes. Impera la nueva ley del más fuerte. Hay que respetarla. Todos aspiramos a la primacía del derecho internacional. Lo que impera ahora es la ley del más fuerte. Tiene precedencia sobre el derecho internacional. ¿Puede alguien creer en las palabras que pronuncian las principales Potencias acerca de la libertad, la democracia y los derechos humanos, cuando al mismo tiempo esas Potencias ejercen semejante tiranía? Por lo tanto, reitero que es necesario democratizar los órganos supremos del mecanismo internacional, es decir, la Asamblea General y el Consejo de Seguridad. 

En mi Libro Verde se aborda la cuestión de la democracia. Espero que lo puedan conseguir en inglés. No inventé el Libro Verde ni inventé nada de lo que en él figura. He leído la historia del mundo y he seguido la experiencia de la humanidad. He visto los motivos de la guerra, la paz, la felicidad, la miseria, y los problemas externos e internos, y los he compilado en mi libro.

En árabe, la palabra “democracia” es una palabra compuesta. Está formada por dos palabras: “demo”, que significa “pueblo”, y “cracia”, que significa “sillas” o “asientos”. Quiere decir que el pueblo debe ocupar siempre el lugar del poder. Una democracia genuina implica que el pueblo debe ser el único que ocupa el lugar del poder. El pueblo tiene el derecho de promulgar leyes y de legislar. El pueblo tiene el derecho de establecer el sistema que prefiera. El pueblo es el amo. No se debe usurpar la soberanía del pueblo ni se la debe colocar en manos de unos pocos individuos que se llaman gobierno o representantes. La teoría de la representación ha engañado a los pueblos del mundo. Nadie puede representar al pueblo. La representación es una falsificación. El pueblo existe; entonces ¿por qué alguien debería representarlo? ¿Quién puede soñar en nombre del pueblo? No puede haber representación en los sueños y en las esperanzas. Los sueños y las esperanzas son una responsabilidad individual de cada persona. La gente debe ser artífice de su propia vida política, económica y social. Debe expresar sus deseos en forma directa, sin intermediarios. Hay naciones cuya población asciende a decenas de millones de habitantes. Sin embargo, tienen apenas unos pocos centenares de representantes o miembros del Parlamento. Esto significa que un solo miembro del Parlamento representa a millones de personas. ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede una sola persona expresar los deseos de semejante multitud? ¿Cómo se puede aducir que esos millones de personas desean lo mismo que esa única persona desea? Eso es una falsificación de la voluntad popular. Esa persona se representa solamente a sí misma. Miren el caso de Gran Bretaña. El pueblo sale a las calles a protestar contra políticas que gozan del apoyo de los miembros del Parlamento. Si estos fuesen los verdaderos representantes del pueblo, ¿por qué debería el pueblo salir a manifestarse? El pueblo estadounidense se opone a la guerra en el Iraq. El Congreso la apoya. Entonces, el Congreso no representa al pueblo. El pueblo estadounidense quiere que las tropas se marchen del Iraq. El Gobierno quiere que permanezcan allí. El Congreso aprobó una resolución para que regresen. Entonces, existe una amplia brecha que separa al pueblo de sus consejos de representantes. Por consiguiente, la representación es una falsificación de la voluntad del pueblo. Eso es lo que dice el Libro Verde. La verdadera democracia está representada por los Congresos del Pueblo y por los Comités Populares. Todos los adultos, hombres y mujeres, son miembros de los Congresos del Pueblo. Esos Congresos son los únicos que tienen el derecho de adoptar decisiones. 

En la actualidad el pueblo de Libia está dividido en treinta mil comunas. Cada comuna está integrada por cien personas. Esos tres millones de personas ejercen el poder en Libia. El resto de la población es menor de edad o anciana, y por lo tanto no puede participar. Los tres millones de miembros de las treinta mil comunas son los que establecen el programa de la sociedad y las políticas internas y externas del país por un período de un año. Transcurrido ese plazo, se vuelven a reunir para examinar nuevamente esas cuestiones. Lo que quiero decir es que el ejercicio real de la democracia sólo se puede concretar a través de los Congresos del Pueblo y de los Comités Populares. No puede haber democracia si no existen congresos y comités de esa índole.

Creo que he abarcado todas las cuestiones que ustedes me pidieron que abordara. Espero que nos volvamos a reunir. Estoy dispuesto a reunirme con ustedes siempre que el tiempo me lo permita. Siempre estoy dispuesto a abordar las cuestiones que son motivo de interés para ustedes o cualquier tema que ustedes deseen que aborde. Si tienen alguna pregunta, estoy dispuesto a escuchar.

La primera pregunta la formula Michael, Doctor en Filosofía. El tema es las relaciones exteriores de Libia.

Pregunta: Gracias, Hermano Líder. Tuve el honor y el placer de encabezar un grupo de 25 estudiantes de Cambridge que participaron en las reuniones que se celebraron en Libia en febrero y en marzo. Lo pasamos muy bien. Los debates acerca de los cambios registrados recientemente en las relaciones exteriores de Libia fueron sumamente interesantes. En mi investigación me centré en las relaciones entre Libia y los Estados Unidos, en particular en el decenio de 1990 y en este decenio. Tanto la parte libia como la parte estadounidense formularon comentarios optimistas acerca del mejoramiento de las relaciones entre ambos países. Recientemente, parece haber surgido el deseo de que esas relaciones continúen mejorando. Permítaseme citar lo que dijo el Vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney: “Hemos derrocado al Gobierno del Iraq. Saddam Hussein ya no existe. Saddam Hussein está en la cárcel, y ya no ejerce el poder. Su gobierno ha desaparecido sin dejar rastros. En Libia, Qaddafi está prestando mucha atención. También le está prestando atención a la situación que impera en el Afganistán. Cinco días después del arresto de Saddam Hussein, Qaddafi declaró que Libia renunciaría a las armas de destrucción en masa. Su hijo, Seif El Islam Qaddafi, dijo lo mismo. Fue una muestra de debilidad política”. Creo que Libia se siente más segura y más cómoda ante lo que usted ha logrado. Creo que se ha alejado de las tensiones políticas.

Hermano Líder: ¿podría decirnos qué motivos subyacen a esa decisión y al mejoramiento de las relaciones entre Libia y los Estados Unidos de América? ¿Cómo están ahora esas relaciones? ¿Hacia dónde apuntan en el futuro?

El Hermano Líder: Gracias, y gracias por su visita a Libia.

Siempre que ocurre algo, todos tratan de aprovecharlo para beneficio propio, pero nunca tratan de hacerlo antes de que se produzca el hecho en cuestión. ¿Por qué Cheney no dijo eso antes de que Libia tomara esa histórica decisión? ¿Por qué no dijo “Vamos a obligar a Libia a que en cinco meses renuncie a su programa nuclear debido a lo que hicimos en el Iraq”? ¿Por qué no lo dijo? Porque no podía. Formuló esa declaración después de que nosotros tomamos nuestra decisión. Explotó la situación para beneficio propio. Quiero que sepan que el propio Presidente de los Estados Unidos reconoció que antes de que se adoptara la decisión se habían celebrado negociaciones con Libia durante nueve meses. Durante nueve meses nos abstuvimos de anunciar que se estaban celebrando negociaciones entre Libia, las principales Potencias y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) con respecto a la cancelación del programa nuclear. En esa época, Saddam Hussein aún no había sido derrocado. Aún no se había producido la invasión del Iraq. Si les teníamos temor a los Estados Unidos, entonces ¿por qué durante más de treinta años estuvimos dedicándonos a ese programa? Durante la era de Reagan -quien, según se comprobó posteriormente, era insano y padecía la enfermedad de Alzheimer- no les tuvimos temor. Los alertamos. Les dijimos que ese hombre era insano, que tuvieran cuidado con lo que hacía. Se rieron de nosotros, pero finalmente reconocieron que Reagan era verdaderamente insano y que todas sus acciones eran consecuencia de la enfermedad de Alzheimer. Durante ese período de insania no tuvimos temor ante las flotas que Reagan envió a nuestras aguas territoriales. Seguimos adelante con nuestro programa. En esa época, en el mundo estaba de moda adquirir armas de destrucción en masa. Muchos Estados estaban tratando de adquirir armas atómicas. Después de cierto tiempo, nos percatamos de que nuestro programa había sido descubierto. Algunos equipos fueron confiscados. La CIA nos entregó grabaciones de las reuniones que celebramos con algunos especialistas nucleares muy conocidos. Se nos dijo que nuestro programa nuclear ya no era un secreto, que sería mejor comenzar a conversar con los Estados Unidos y con Gran Bretaña. Mi amigo Blair me envió otro grupo de emisarios que dijeron que el programa había sido descubierto y que se había confiscado el equipo centrífugo. Descubrimos que resultaría prácticamente imposible continuar con el programa. También pensamos en sus enormes costos. Entonces, ¿con qué motivo íbamos a fabricar una bomba atómica? ¿Para qué? Si alguien adujera que el objetivo de Libia es atacar a Israel con una bomba atómica, diríamos sencillamente que hay un millón de palestinos dentro de Israel. ¿Resultaría concebible que arrojáramos una bomba de esa índole contra un millón de palestinos y tres millones de judíos? La Ribera Occidental y la Franja de Gaza no estarán a salvo si se produce un ataque atómico contra Israel. Siria, el Líbano, Jordania e incluso Egipto también estarían en peligro si Libia lanzara un ataque con armas atómicas. Por consiguiente, esa sospecha ha quedado descartada.

Algunos dijeron que Libia utilizaría sus armas atómicas. ¿Por qué habríamos de hacerlo? Europa ya no es una Potencia colonial. Europa es un amigo que coopera con nosotros. Estamos ocupándonos de la cooperación estratégica entre la Unión Africana y la Unión Europea. Estamos deliberando acerca del comercio, las inversiones, la protección del medio ambiente, la alianza del Mediterráneo, y la alianza en las instituciones económicas. Europa no es la misma que en la época de Hitler y Mussolini. Es imposible que una persona racional piense en atacar Europa con armas nucleares desde Libia. Además, hay muchos Estados europeos que son amigos de Libia. Por lo tanto, también hemos excluido la posibilidad de utilizar armas atómicas en ese frente. ¿Construiríamos esas armas para utilizarlas contra los Estados Unidos? Primero, a nosotros nos resulta imposible contar con medios vectores capaces de transportar una bomba a los Estados Unidos. ¿Podría acaso una persona racional tomar la decisión de atacar a los Estados Unidos con una o incluso con diez bombas atómicas libias, sabiendo que los Estados Unidos responderían con diez mil bombas de ese tipo? Es imposible que alguien piense de esa manera. Tendría que ser insano para pensar en atacar a países tales como los Estados Unidos, Rusia o China, que poseen miles de bombas atómicas. 

¿Podríamos entonces pensar en utilizar esa bomba en África? África es nuestro continente. Somos parte del esfuerzo en pro de su construcción. Así pues, ante esa evaluación de la situación internacional llegamos a la conclusión de que pensar en tener un programa nuclear respondía simplemente a la necesidad de seguir la moda. Como dije, eso ocurrió en la época en que todos querían poseer armas atómicas. Esa era ha quedado superada.

El Pakistán fabricó una bomba atómica. ¿Por qué? Porque la India también fabricó el mismo tipo de arma. Es comprensible que, a fin de que exista un equilibrio entre los dos países, ambos deban poseer el mismo tipo de armas, pero es una situación sumamente peligrosa. Sentimos aversión hacia todas las armas de destrucción en masa, nucleares, biológicas o químicas. Abrigamos la esperanza de que se eliminen los programas de ese tipo de armas en el mundo entero. No le tememos a nadie. Sólo le tememos a Dios. Esa persona que usted mencionó, no sé su nombre, ¿es Dick Cheney? Esa es su propia visión, como la de Reagan. Ruego a Dios que no esté tan enfermo como lo estaba Reagan. Le deseo que goce de buena salud. Sé que ha tenido cinco operaciones cardíacas. Espero que lo que dijo no haya sido consecuencia de un desequilibrio psicológico. Como quiera que sea, y supongamos que Dick Cheney tenga razón, ¿sería sensato que un país pequeño, como Libia, con cinco millones de habitantes, se vea enfrentado a una superpotencia, como los Estados Unidos de América, que posee miles y miles de armas nucleares, misiles balísticos intercontinentales, portaaviones y submarinos nucleares? ¿Qué tiene de malo que un país pequeño decida evitar un enfrentamiento con semejante Potencia? Es una prueba de sensatez y de valentía. Decidimos emprender algo por voluntad propia, y por voluntad propia decidimos renunciar a eso. 

Pregunta: Hermano Líder, usted anunció su deseo de lograr que la Unión Africana evolucione para convertirse en los Estados Unidos de África. ¿Cree que se podrá lograr eso en los próximos diez años, o no?

El Hermano Líder: Gracias. Es muy posible. ¿Por qué no? Los africanos estamos siguiendo el ejemplo de Europa. Europa está integrada por muchos países, que hasta hace poco supieron librar entre sí guerras sumamente destructivas. Decenas de millones de personas perecieron durante la primera y la segunda guerras mundiales, la guerra de las rosas, la guerra de los treinta años, y la guerra de los siete años. Europa ha vivido todas esas guerras. Pese a ello, ahora considera que le conviene unirse. Nosotros estamos siguiendo ese ejemplo. Además, los africanos no son naciones enfrentadas entre sí en una guerra. África es una nación negra integrada por mil tribus. Ya estamos unidos. Somos un solo continente y un grupo humano homogéneo. Incluso nuestro color nos distingue del resto de las naciones y del resto de los continentes. La mundialización y las dificultades que plantea hacen que ningún Estado nación pueda vivir aislado. Si Alemania, Gran Bretaña, Francia o Italia –que son Potencias importantes- no pueden vivir fuera de una entidad europea unida, ¿qué podemos decir acerca de los pequeños y minúsculos países africanos? Su futuro radica en una entidad africana, ya sea la Unión Africana o los Estados Unidos de África. Su creación depende de los esfuerzos que hagan los africanos para concretar esa visión. 

Pregunta: Hermano Líder: Gracias por ser tan generoso con su tiempo. Esta pregunta proviene de la sección africana de la BBC. Usted dijo que la Unión Africana se convertirá en los Estados Unidos de África. Quisiéramos preguntarle acerca de las posibilidades de lograr la unidad árabe. Permítanos expresarle nuestra admiración por su valentía, su sensatez y su deseo de lograr esa unidad. 

El Hermano Líder: No sé muy bien si se trata de una pregunta o de un comentario. Permítanme decir que la historia de la humanidad ha pasado por varias eras. Existió la era de las religiones, luego el nacionalismo, luego la era de la demografía o el interés material.

Durante la era de la religión, las entidades se basaban en la fe, independientemente de la nacionalidad o del idioma de sus diversos componentes. Eso es lo que ocurrió con el Sacro Imperio Romano, con el Imperio Islámico, con el Imperio Otomano, etcétera. En la era del nacionalismo, se formaron los Estados nación, como Italia, Alemania, Turquía, el Irán. Lamentablemente, ambas eras pasaron sin que los árabes hubiesen podido lograr la unidad sobre la base de la religión o del origen nacional. Ahora estamos en una nueva era: la era de la demografía, de la mundialización y del interés material común. Ahora resulta difícil hablar de unidad entre Libia y el Iraq o entre Siria y Marruecos. Como países africanos, Libia y Marruecos serán parte de una África unida. Nadie puede hablar ahora de unidad fuera de la entidad africana. ¿Quién podría hablar de una unidad entre la Unión Europea, Nueva Zelandia y Australia? Eso no es posible. La geografía dispone que cada región debe avanzar hacia la unidad. Ahora existen la ASEAN, la Comunidad de Estados Independientes de la ex Unión Soviética, la Unión Africana, la Unión Europea, los Estados Unidos de América, y América Latina, que está avanzando hacia la unidad. Por consiguiente, en el futuro el mundo estará dividido en siete o diez grandes grupos, uniones o mega entidades que reemplazarán a los Estados. Incluso el número de monedas que existen en el mundo se reducirá a siete, o diez. Habrá solamente una cantidad similar de bancos centrales. Esa es la nueva forma que está tomando el mundo. Es muy difícil hablar de una unidad nacional de los árabes en ese mundo nuevo. Espero que los árabes respondan a mi invitación y se sumen a la Unión Africana, para así formar la Unión árabe africana. En ese caso, todos los árabes estarán unidos con África. Dos terceras partes de los árabes son africanos. La otra tercera parte está en Asia, en la Península Arábiga, en el Golfo y en la Media Luna Fértil. La única solución es que los árabes se unan a África. No existe una norma para hablar de una unidad nacional o religiosa en esta época. La única noción que tiene validez en la actualidad es la noción de la unidad de intereses demográficos y materiales de las mega entidades.

Pregunta: Hermano Líder: Usted se ha opuesto valientemente a la dictadura. Ha abogado a favor de un mundo libre, del que todos puedan beneficiarse. ¿Cuál es su opinión sobre la situación que impera en el Iraq y sobre lo que están haciendo allí los Estados Unidos?

El Hermano Líder: El mundo entero es consciente de lo que está ocurriendo en el Iraq. El mundo ha asumido una posición. La invasión del Iraq fue un error. Tanto los Estados Unidos como Gran Bretaña han reconocido ese error. Ha llegado el momento de remediar el error. Dijeron que tenían información de inteligencia según la cual el Iraq poseía armas de destrucción en masa. El Iraq fue inspeccionado, luego atacado, y luego fragmentado, y quedó muy claro que no había allí armas de esa índole. Han reconocido su error y han expresado su pesar por haberlo cometido. Es algo verdaderamente lamentable. ¿Todo un pueblo tiene que sufrir y todo un país queda destruido sobre la base de un rumor o de una mentira? ¿Cómo es posible que Potencias principales que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad actúen de una manera tan peligrosa sobre la base de rumores y acusaciones carentes de fundamento? ¿Cómo puede el mundo tener la conciencia limpia cuando se adoptan decisiones de esa índole sobre una base tan endeble? Tras haber reconocido el error, quienes lo cometieron deben dar marcha atrás. La única solución consiste en retirarse del Iraq y en dejarlo en manos de los iraquíes.

El coordinador de la unión de estudiantes de Cambridge: Gracias, Hermano Líder. Gracias por haber estado con nosotros. Gracias a todos por sus aportaciones. Sobre todo, le damos las gracias al Hermano Líder Muammar Al Qaddafi por habernos honrado con su presencia. 

El Hermano Líder: Gracias. Espero volver a verlos, si Dios quiere.

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